La violenta Sandra Cuevas pierde la cabeza, no importa cuando lean esto.

El pasado 26 de enero se dio un escándalo sin precedentes en la alcaldía Cuauhtémoc. Derivado de una denuncia anónima, el Contralor de la Ciudad de México Juan José Serrano, se presentó en las oficinas de Desarrollo Social de dicha alcaldía en donde encontró 13 cajas con miles de folletos y lonas gigantes con una campaña sucia en contra de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México Claudia Sheinbaum. Como es de conocimiento general eso es un delito estipulado en el Código Penal de la Ciudad de México, artículo 273[1]. Lo preciso para los despistados que no encontraban el delito en «simples volantes». Evidentemente ese material fue impreso con recursos económicos de la alcaldía, también repartido y colocado con recursos humanos del mismo origen. 

La alcaldesa perdió el control absolutamente luego de ser descubierta en actos fuera de la ley, confrontó al Contralor con lujo de violencia, lo persiguió con un grupo de policías privados que tiene contratados como guaruras intentando aventarlo y golpearlo, tuvo que intervenir la policía de la Ciudad de México para evitar una trifulca. Después de que el Contralor pudo retirarse en medio de tanta bravuconería y amenazas, la señora quién presuntamente delinquió y con pésimas formas gritó a los trabajadores de la alcaldía que se regresara a trabajar a las 11 pm — desconozco porque los obligue a trabajar a esas horas de la noche — y preguntó de forma golpeada como líder de pandilla “¿A quién le vamos a partir su madre?”; a lo que sus subordinados respondieron: “¡A Claudia Sheinbaum!”

Evidentemente los medios de comunicación presentes la abordaron para hacerle algunas preguntas y una de las joyas que dijo la ahora conocida como #LadyParteMadres fue la siguiente: “Esos volantes no existen, los traía el contralor, y ultimadamente, aunque existieran no estamos diciendo nada que no sea verdad”.

¿Qué tal con sus incongruencias? De risa la verdad.

Claramente la alcaldesa además de burda no es muy brillante y sus conocimientos jurídicos son de chocolate porque actuó de la peor forma que pudo hacerlo.

Otra joya que me gustaría rescatar es que la tipa presumió doctorado, dos maestrías y estudios en diez países ¿Cómo le hizo? Ni idea, pero lo cierto es que los doctorados no quitan lo vulgar y lo mal educado. También es una mujer clasista, pese a que presume que viene desde abajo.

¡Una locura todo! Sí, fue gracioso hasta cierto punto, porque es increíble el nivel de demencia, pero también es muy preocupante que haya gobernantes con esos perfiles. ¿Quién votó por ella? Esos que querían «castigar» a Morena y terminaron dándose el autocastigo de su vida. ¿Quién es su padrino político? El senador Monreal, se sabe.

Así es la oposición mexicana como: «Sandra Malandra», violenta, burda, vacía y vulgar. Es el reflejo de su grupo político, eso son ellos, así es el McPRIAN.

Esa mujer ya es conocida por múltiples escándalos de violencia, de amenazas, incluso hay videos en redes sociales donde se puede ver que golpea un joven que le llama señora, pidiéndole que la llamara doctora o señorita – así de básica – . Todos sabemos que es una persona con trastornos mentales — seguramente — y, sobre todo, con una ira desbordaba por la que ya se le ha reconvenido en el servicio público.

Considero que esa clase de políticos chatarra no deben llegar a cargos públicos, puesto son peligrosos para las regiones que «gobiernan», para las personas a su cargo y para la ciudadanía en general. La Cuauhtémoc merece mucho más que eso. 

[1] Código Penal Ciudad de México, artículo 273.

Se impondrán prisión de seis meses a cuatro años y de cincuenta a quinientos días multa, al servidor público que:

I. Disponga o distraiga de su objeto, dinero, valores, inmuebles o cualquier otra cosa, si los hubiere recibido por razón de su cargo; o II. Indebidamente utilice fondos públicos u otorgue alguno de los actos a que se refiere el artículo 267 de este Código, con el objeto de promover la imagen política o social de su persona, de su superior jerárquico o de un tercero, o a fin de denigrar a cualquier persona.

Cuando el monto o valor exceda de quinientas veces la Unidad de Cuenta de la Ciudad de México vigente, se impondrán prisión de cuatro a doce años y de quinientos a dos mil días multa.
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