El reciente triunfo de Clara Brugada por la candidatura interna de Morena brilla para concluir una confrontación interna (nada fuera de lo normal en un movimiento de izquierda) para decidir la candidatura que competirá en las siguientes elecciones. Pero sobretodo la confrontación fue por definir el proyecto que representa a la izquierda de Morena.
Fueron semanas complicadas para la elección interna de Morena por la Jefatura de gobierno de la Ciudad de México. Las cuatro figuras López Gattel, Boy, Brugada y García Harfuch tuvieron proyectos distintos. Las posiciones más cercanas las tuvieron Gattel y Brugada, y también fueron cercanas a los principios de Morena.
Asimismo, las cuatro candidaturas marcharon por la búsqueda de las simpatías de la militancia de Morena. Si las diferencias de sus proyectos fueron bastante obvias, las campañas de cada uno marcaron las diferencias aún más. Tanto Gattel como Brugada fueron poco cubiertos por diversos medios corporativos y comerciales; solo fueron mostrados de forma consistente por medios públicos y medios independientes, y algunas cuantas veces por algunos medios comerciales. Sin embargo ambos realizaron muchos eventos públicos; realizaron campaña de calle. Hay que resaltar las diferencias entre ambos: Clara mostró su experiencia de hacer campaña “a ras de suelo”, y Gattel confrontó hábilmente en debate a varios férreos adversos conductores. Hubiese sido interesante ver más campaña a Boy.
Por el contrario, la campaña de Harfuch fue una embestida de mucha publicidad, espacios en bastantes medios corporativos, entrevistas a modo en los mismos que a bastantes simpatizantes de Morena, y en general de la izquierda, hicieron sospechar de cercanías a sectores muy alejados de movimientos populares. Nunca hay que pasar por alto que los orígenes de Harfuch nunca fueron en algún movimiento social, en el activismo ni en nada que tenga una postura en favor de los derechos sociales. Ni perder de vista que su participación en la “verdad histórica”, ni en general en los crímenes de Ayotzinapa, nunca ha quedado en extremo esclarecida. Un personaje diametralmente distinto a cualquier principio de un partido de izquierda.
En las últimas semanas la confrontación entre los grupos y simpatizantes de las figuras de Brugada y Harfuch, mientras las encuetas posicionaban a los personajes en los punteros y se acercaba la fecha de selección de candidatos. Las tensiones escalaron que hasta los medios corporativos, sus voceros y la comentocracia cubrió el fenómeno e hizo sus interpretaciones maniqueas, claro está.
Para muchos simpatizantes de Morena, y de la izquierda en general, Brugada es una figura que representa a las bases de movimientos sociales. Hay confianza en que la estafeta de la representación de Morena llega a buenas manos.
Pero no hay que olvidar que en las encuestas un importante porcentaje de ciudadanos se sintió atraído por el proyecto de Harfuch. Es incluso preocupante que haya quien respaldó a su figura existiendo tantos elementos en medio de este contexto y momento histórico para la izquierda mexicana. Algo no importante hemos visto y que puede ser peligroso.