Gobierno de corazón o de títulos académicos

En el marco de los nuevos servidores públicos que estarán a cargo del Segundo Piso de la Cuarta Transformación, y entre muchas críticas sobre sus antecedentes, se extiende la crítica contra diversos actores políticos que son señalados como contrarios a la Cuarta Transformación. 

Sin embargo, y aún existiendo otros temas de igual relevancia, como la reforma al Poder Judicial de la Federación, y otros, no tan importantes, pero sí de noticia nacional, como la reelección por ocho años más del Presidente del Partido Revolucionario Institucional,  que se tienen que tomar mucho en cuenta para ver el deterioro de los conservadores en nuestro país, demos hacer la siguiente reflexión. 

Del gabinete entrante, muchos no conocidos, también muchos se preguntan y los de la lucha, ¿dónde están? Uno de los principales errores, por lo menos en la Ciudad de México en los gobiernos del 2006 al 2018, es que se hizo a un lado a aquellos que eran los luchadores de la izquierda,  y se prefirió a técnicos y “preparados”, dejando de lado los ideales. 

En muchos gobiernos han preferido a los supuestos expertos, sobre quienes vienen de la lucha, y los resultados han sido nefastos. Actualmente, podemos ver en el Gobierno de México, que se priorizó a los actores políticos y de lucha, sobre los de preparación o expertos, dando buenos resultados.

No puede haber transformación si se dejan en el olvido a quienes lucharon por la transformación en aras de buscar hacer un gobierno de primer mundo, pues nunca los expertos tendrán el corazón para tomar decisiones favorables al pueblo.

El Poder Judicial tanto estatales como federal, han cometido el error que estamos comentando, por eso, hoy en día, los jueces, secretarios de acuerdos y demás personal de esos poderes, han perdido la sensibilidad humana.

Los jueces eran quienes atendiendo y escuchando a las partes de un juicio, y atento a sus intereses y pretensiones, buscaba dictar el derecho e impartir justicia. Un juez era una persona sensible, una persona que tenía experiencia en la abogacía, una persona que conocía el sistema judicial como abogado litigante, sensible a las necesidades y a la condición humana. 

Pero con el tiempo, se convirtió (falsamente) en una posición de élite, en un cargo de expertos y de grandes estudiosos, que pasaron más tiempo de su vida en aulas, entre libros, pero nunca entre la gente y los conflictos; perdieron esa característica de escuchar a la gente en sus pretensiones y problemas para tratar de resolverlos con justicia.

Hoy en día, ya no importa si tiene estudios o no, pues también debemos decir, que muchas escuelas entregan títulos como pan en la panadería, por eso vemos los grandes problemas en la impartición de justicia, pues hoy se llega a ser juez si tiene amigos, padrinos o palancas, sin importar la preparación y sin importar la experiencia, la sensibilidad, sin importar nada. 

Y todo esto trae como consecuencia, que exista ya una corrupción y un deterioro en el Poder Judicial de tal magnitud, que la mayoría del Pueblo señala que es necesario cambiar de jueces. 

Algunos señalan que con la reforma se pone en riesgo el profesionalismo del poder judicial, pero ¿cuál profesionalismo? Si vemos día con día que no se trata de profesionalismo sino de dinero, de corrupción y de amiguismo, a tal grado que hoy un juez federal mandata al Tribunal Electoral del Poder Judicial, nombrar a magistrado provisionales, siendo esto una aberración jurídica, ya que ni el cargo existe, ni el Tribunal Electoral tiene facultades para ello. 

Es por eso que no podemos llegar a esa podredumbre en el Gobierno Federal, en el Poder Ejecutivo, pues más vale el corazón y la lucha, que grandes títulos, que además la mayoría de ellos son obtenidos en el extranjero, donde existen visiones distintas a la idiosincrasia del Pueblo Mexicano.

Y no podemos dejar de lado que existe un nuevo Porfirio Díaz en México, pues aquel que luchó (por lo menos en su discurso) contra la reelección, señalando que estaríamos en riesgo de una dictadura, resultó el reelegido por ocho años más y en el dictador de su Partido Político, dejando ver que la derecha, los fachos, son lo que critican, y que verdaderamente apoyan las dictaturas, pero en las que ellos sean parte de estas.