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  • 21 Oct 2023
  • 19:10
  • SPR Informa 6 min

El Genocidio en Gaza y las Protestas contra Israel

El Genocidio en Gaza y las Protestas contra Israel

Por Jenaro Villamil Rodríguez

Si la brutalidad y capacidad de ataque del grupo terrorista Hamas indignó a la humanidad la madrugada tremenda del 7 de octubre, con la muerte de 1,400 jóvenes y niños israelíes inocentes, los últimos acontecimientos en la franja de Gaza han despertado una ola de indignación que coloca al gobierno y al ejército de Israel en la ruta del peor genocidio ocurrido en los tiempos recientes en Medio Oriente: suman más de 4,600 personas muertas por los ataques aéreos en el territorio palestino.

El genocidio nada oculto de Israel contra los pobladores de Gaza, pequeña franja de poco más de 300 kilómetros ambicionada desde siempre por los artífices del expansionismo territorial y militar de Israel, ha generado una ola de protestas cuya amplitud e intensidad nunca previó Netanyahu.

Apenas el 12 de octubre, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallard, afirmó que Hamas “será borrado de la faz de la Tierra” y será eliminado como ocurrió con Al Daresh, mejor conocido como ISIS.

Los habitantes palestinos y árabes de Medio Oriente sabían muy bien a lo que se estaba refiriendo Gallard: para la ultraderecha israelí Hamas no es el grupo terrorista, cercano a Irán, que tomó el control de la franja de Gaza desde 2007. 

Hamas es un eufemismo para referirse a toda la población palestina de Gaza y hasta de Cisjordania, susceptible de un auténtico “castigo colectivo”, una práctica prohibida por todas las convenciones sobre las reglas mínimas y elementales de una guerra contemporánea.

El “sitio de Gaza” ha sido brutal, ilegal, inhumano y violento.

Los poco más de 2.3 millones de habitantes de Gaza han sido desplazados (poco más de 1 millón) y quienes no han podido abandonar su hogar, su tierra, su lugar de origen han sido sometidos a un bloqueo que recuerda las peores tácticas del nazi-facismo: cortaron la llegada de alimentos, energéticos, agua, medicinas.

Y por si fuera poco, el martes 17 de octubre el mundo se conmocionó con las imágenes de un bombardeo indiscriminado al hospital Al Ahli, operado por la Iglesia anglicana, donde fallecieron casi 500 personas y cientos más están heridos porque creyeron que se respetaría lo que ordena la Convención de Ginebra: iglesias, hospitales y escuelas son refugios inviolables.

Con las imágenes estremecedoras de cientos de cadáveres y niños heridos y traumatizados por el bombardeo, inició la guerra de propaganda y de contrapropaganda, y la globalización de la censura.

El bombardeo al hospital de Gaza dejó a otro herido político y diplomático: el presidente norteamericano Joe Biden que inició una gira el 18 de octubre, con la esperanza de retrasar el ingreso y la ocupación militar permanente de Israel en la franja de Gaza. Los gobernantes de Egipto, Jordania y la Autoridad Nacional Palestina cancelaron su encuentro con el jefe de la Casa Blanca, en alerta máxima por lo ocurrido en el hospital.

El gobierno de Israel y todo su aparato diplomático, sin ofrecer prueba alguna convincente y clara, acusaron a la Yihad Islámica de ser los autores del bombardeo: “fueron los bárbaros terroristas de Gaza quienes atacaron el hospital, no el ejército israelí”, afirmó Netanyahu.

Ni por humanismo, Netanyahu anunció mesurar el sitio militar contra Gaza para, al menos, ayudar a las víctimas del hospital Al Ahli. Al contrario, la brutalidad se reforzó.

Otro episodio violento, ocurrido el 20 de octubre, menos difundido que el bombardeo al hospital, subrayó las dimensiones de la guerra de exterminio que se ha puesto en marcha en Gaza: el templo San Porfirio de la iglesia cristiano ortodoxa fue atacado. En este templo que data del siglo XII se refugiaban cientos de familias palestinas que han perdido sus casas en los ataques aéreos del ejército israelí. Fallecieron 19 personas, entre ellas, 8 niños.

El aparato propagandístico de Israel ha decidio emprender una estrategia intimidatoria contra medios, periodistas y agencias informativas que no se ciñan a la versión de los hechos que el gobierno de Tel Aviv dicta.

La agencia Al Jazeera fue señalada por Israel de difundir mentiras por haber hecho una investigación propia que contradice la versión israelí del ataque al hospital.

Junto con la censura y restricciones a las agencias informativas, el aparato diplomático de Israel se ha volcado a participar en espacios mediáticos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania y, en general de Europa, donde crece la indignación por la brutalidad demostrada en el sitio contra los palestinos habitantes de Gaza.

Las cifras son crudas. Según el reporte de este 21 de octubre, en menos de 15 días de ataques aéreos y asedio militar, han fallecido 4,469 personas en Gaza incluyendo 1,756 niños y más de 13 mil 500 personas han sido heridas.

Hamas liberó a dos de las personas secuestradas (que incluyen a dos mexicanos): los norteamericanos Judith Raanan, de 59 años, y su hija Natalie, de 17 años.

Son más de tres veces la cifra de los 1,400 israelíes que fueron víctimas del ataque original de Hamas el 7 de octubre.

Las protestas se han masificado en todo el mundo. Ya no son puñados de simpatizantes de la causa palestina, olvidada casi por completo desde la primera década de este siglo. En Londres se manifestaron este sábado más de 100 mil personas para reclamar “el fin de la guerra en Gaza” y con pancartas reclamando “Liberen Palestina”. En Madrid, capital española con alto porcentaje de población de origen árabe, decenas de miles marcharon desde la estación de trenes de Atocha (símbolo del ataque del 9-M de 2004 atribuído a Al Qaeda) hasta la Puerta del Sol reclamando el cese inmediato del fuego. En Berlin se detuvieron a 174 personas en un barrio con fuerte presencia palestina y turca, y la policía arremetió contra ciudadanos en las protestas realizadas en la capital alemana.

En Nueva York, Washington, Boston y otras ciudades norteamericanas se han sumado decenas de protestas de todo tipo desde el 14 de octubre, incluyendo a la comunidad estudiantil de la simbólica Universidad de Harvard, cuestionando la línea genocida del ejército Israelí, y este fin de semana el mundo del espectáculo cimbró las noticias: más de 60 personajes del mundo de Hollywood (incluyendo a estrellas como Joaquín Phoenix, Susan Sarandon, Jon Stewart o Cate Blanchet) hicieron pública una carta a Joe Biden demandándole al presidente norteamericano a “facilitar un alto al fuego sin demora: el fin del bombardeo de Gaza y la liberación segura de los rehenes”.

Las expresiones de apoyo a Israel fueron intensas desde el 7 de octubre, incluyendo a cientos de artistas que firmaron el 12 de octubre una carta abierta de apoyo a Israel, pero recientemente han preferido mantener silencio ante lo implacable del asedio a los habitantes de Gaza.

La guerra de percepción la está perdiendo Israel a nivel de las calles y de las expresiones de solidaridad. Incluyendo colectivos de ciudadanos judíos que le han dicho al gobierno de Israel “no, en nuestro nombre” han cuestionado este frenesí genocida que domina en el “gabinete de emergencia” de Netanyahu.

Los ciudadanos de París o Alemania han desafiado medidas para criminalizar las protestas de apoyo a Palestina, como si fueran expresiones a favor del terrorismo de Hamas, en un nada sutil intento por frenar a quienes apoyan la causa de un Estado palestino, o para no ser señalados por antisemitas, una expresión de odio racial y religioso que tiene una larga historia en Europa.

Este domingo 22 de octubre se convocó a una manifestación de protesta en el corazón de la Ciudad de México, del monumento al Ángel de la Indepedencia al de la Revolución. Se esperan miles de asistentes, no sólo por la tradición antibélica de cientos de colectivos mexicanos sino por la historia nacional que sabe muy bien lo que es la mutilación de un territorio a nombre de “la democracia”.