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  • 20 Jun 2022
  • 00:06
  • SPR Informa 6 min

De México a Colombia, la izquierda pega con fuerza

De México a Colombia, la izquierda pega con fuerza

Por Meme Yamel .

México y Colombia comparten algunas tragedias. Una de ellas, el haber confiado en un tipo de gobierno entreguista que obedecía sin chistar las órdenes de Estados Unidos y que lejos de resolver problemas tan graves como la violencia generada por los cárteles de la droga, lo que hizo fue dejar varios falsos positivos.

Por eso, no extraña la derrota de una derecha, que aunque no fue con el rostro del candidato favorito del uribismo, se acomodaba muy bien a los intereses de un selecto grupo minoritario que ha visto la crisis, pero poco la ha sentido.

Las similitudes, trágicas, entre México y Colombia no solo están en su conexión con Estados Unidos, sino también en la política donde el oligopolio partidista conservador, clientelar que presume su gran maquinaria político – electoral, ha presumido músculo. Si bien tuvo un gran auge, las falsas promesas como solución de los grandes problemas, como el narcotráfico, los han desenmascarado y poco a poco levantaron a la izquierda que pasó años arrinconada.

Los expresidentes Uribe y Calderón fueron algo más que presidentes contemporáneos de dos países en crisis, fueron cómplices de un sistema que olvida a los que menos tienen y hace más ricos a los que de por sí, son los más ricos. De hecho, mucho se ha rumorado de la extraña admiración por parte de Felipe Calderón hacia Álvaro Uribe, que inspiró varias decisiones detrás de su gobierno.

Una de ellas, fue esa conexión con la religión como una forma de acercarse “al pueblo” y para ello la alianza con miembros de Casa Sobre la Roca, cayó como anillo al dedo.  La fundación de esta organización nace en Estados Unidos para luego llegar a Colombia y a México. Casa sobre la roca, es mejor conocida por ser una secta que presuntamente funcionó como lavadora de dinero negro que en tiempos de Calderón y Uribe tomó mucha fuerza, así como el narcotráfico. Y no es coincidencia.

La Iniciativa Mérida y el Plan Colombia fueron dos acuerdos bilaterales pensados por Estados Unidos para reconstruir la paz en ambos países. Los planes eran prácticamente similares, y los resultados igual. Lejos de cumplir con el propósito de limpiar las calles de criminales, las bañaron con falsos positivos o daños colaterales. Lejos de combatir al crimen, fortalecieron a las cabezas y prácticamente la única pregunta que dejaron sobre la mesa es quién era quién era el verdadero jefe criminal, si el que se sentaba en la silla presidencial o el que traficaba la droga.

Luego, para mantener el poder, llegaron dos títeres muy convenientes: Iván Duque en Colombia y Peña Nieto en México, de sus administraciones no se hizo una y continuaron con las políticas de sus antecesores.

Si bien al inicio de sus administraciones se les pensó “fuertes” año con año fueron demostrando lo lejos que estaban de tener el respaldo del pueblo, pues se convirtieron en una calca de sus antecesores. Y entonces, el pueblo se hartó.

Mientras todo esto ocurría, la izquierda en México y Colombia era atacada con campañas, ya bastante rancias, sobre Venezuela y Cuba. Los fantasmas del socialismo, la dictadura y el comunismo revivían para mantener a los movimientos de izquierda arrinconados, pero cometieron el error de creer que el pueblo es tonto.

Pensaron que la gente seguiría dormida y que preferiría discursos llenos de civiles muertos y mentiras sobre políticas económicas magníficas, que a los únicos que benefician son a los que ya de por sí almacenaban la riqueza.

Y entonces llegó, la izquierda alcanzó la victoria en dos países y en tiempos distintos, pero sepamos algo. Estos movimientos son solo la semilla, ni son similares ni mucho menos van a resolver todas las tragedias de políticas conservadoras criminales. Lo único que prometen es un giro de timón en 180 grados que aleje a sus pueblo de las tristezas, que equilibre la balanza y que les demuestre que la izquierda también es democrática.

Cade vez son más los países de América Latina que se van sumando a este giro de timón, y no es coincidencia. En unos primero que en otros, pero la izquierda ha llegado con fuerza a proteger el territorio robado, al pueblo olvidado y la dignidad heredada por nuestros antepasados.