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  • 29 Aug 2022
  • 23:08
  • SPR Informa 6 min

Ayotzinapa, la Verdad Torturada

Ayotzinapa, la Verdad Torturada

Por Jenaro Villamil Rodríguez

La molestia nada disimulada de los gestores de la opinión pública comprometida con el “pacto de silencio” en torno a la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, se incrementará en los próximos días por tres razones fundamentales:

1.- Inicia un proceso largo y complejo de judicialización para confirmar, procesar y juzgar a los presuntos responsables de los graves hechos que se enuncian en el primer Informe de la Comisión para la Verdad y el Acceso a la Justicia del Caso Ayotzinapa.

Esta judicialización llevará a conclusiones y a responsables diferentes a los que planteó la llamada “verdad histórica”.

Alejandro Encinas, presidente de la Comisión de Ayotzinapa, fue muy claro en la conferencia presidencial del pasado viernes 26 de agosto y en la entrevista realizada para Voces Públicas del Canal 14: ministerialmente, la “verdad histórica” se cayó mucho antes de que sus defensores salieran a forzar la interpretación jurídica de los hechos. 

Fueron más de 70  los presuntos responsables detenidos por la “verdad histórica” y liberados meses después  por otros jueces que valoraron el “efecto corruptor” que tuvo la tortura inflingida por los “muchachos” de Tomás Zerón de Lucio (y, por él mismo) y los subordinados del ex procurador Jesús Murillo Karam.

Cualquier “verdad” extraída bajo tortura es sospechosa. No necesariamente una mentira, pero sí es sospechosa porque no cuenta la verdad completa, altera la secuencia y la correlación de los hechos y, por tanto, sirve para proteger o acusar a otros responsables.

Claramente, la “verdad histórica” hizo todo lo posible por evitar que el crimen contra los 43 estudiantes de Ayotzinapa fuera el de “desaparición forozada” y, peor aún, que la presumible muerte de los normalistas fuera resultado de una “ejecución extrajudicial”, que es un delito mucho más grave que el planteado por la investigación de Murillo Karam en 2014.

2.- La reacción de los principales organismos internacionales defensores de los derechos humanos y de los propios padres y familiares de los 43 normalistas es mucho más satisfactoria ante el Informe de Ayotzinapa que frente a la “verdad histórica”.

Al menos, hay una reversa política, jurídica y ministerial frente a la cuestionada tesis que defendió el gobierno de Enrique Peña Nieto, contra viento y marea y contra la protesta de millones de mexicanos aquí y en sitios del extranjero.

Nunca se dieron cuenta de la profundidad de la herida de Ayotzinapa. Los peñistas creyeron que podía suceder lo mismo a lo que ya estaban acostumbrados en el Estado de México: el “carpetazo” es mejor que investigar y hacer justicia; reprimir es un recurso del método legítimo porque garantiza estabilidad; y fabricar culpables es pecata minuta, una especie de daño menor. El mismo error cometieron con las violaciones cometidas a mujeres y jóvenes en San Salvador Atenco, en 2006.

La herida de Ayotzinapa sí es una causa internacional, aunque el pensamiento aldeano de la impunidad no lo viera así.

La oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos destacó en su comunicado del pasado 29 de agosto que el Informe de Ayotzinapa “es una muestra de la voluntad al más alto nivel de allegarse de todos los elementos que contribuyan al conocimiento de la verdad acerca de lo ocurrido”.

El mismo comunicado resalta tres cosas del informe:

  1. “La nueva información” sobre las circunstancias en las que ocurrió el ataque a los normalistas, la participación de agentes estatales y no estatales, las omisiones y falta de reacción de las autoridades y las irregularidades de la investigación inicial, entre otras razones, “corrobora y amplifica” lo que ya habían señalado los propios padres de familia y las organizaciones acompañantes, así como el GIEI.
  2. Recomienda que la FGR ahora se asegure “una actuación institucional sólida y diligente”, que garantice el acceso a la justicia a las víctimas, observe el debido proceso y la independencia judicial.
  3. Se deben adoptar “medidas inmediatas de no repetición acordes a la gravedad del caso”, entre las que se encuentran, como mínimo, “una depuración activa o pasivamente de los hechos” del 26 y 27 de septiembre de 2014.

 

3.- La correlación de hechos y de fuerzas revelan la importancia de contar con un jefe máximo de las fuerzas armadas en México que no esté secuestrado por los intereses de grupos dentro y fuera del gobierno; que esté libre de arreglos criminales con las fuerzas que operan justo en contra del Estado de Derecho;  y que no haya tenido la necesidad de “comprar” a una opinión publicada o transmitida que fue derrumbándose en una espiral de falta de credibilidad.

A la verdad torturada, sospechosa, alterada, hay que curarla. Y la única manera es llegar a una verdad ministerial que le dé la razón a la principal demanda de los padres de familia: saber qué sucedió realmente, qué pasó con sus muchachos y quiénes serán los verdaderos responsables, no los chivos expiatorios, de esta historia trágica, horrorosa, que tiene atentos a muchos observadores del mundo.

El momento de la reconciliación entre las víctimas y las instituciones involucradas vendrá después, siempre y cuando dejen de torturar a la verdad.