El pasado 23 de febrero de 2025, la República Federal Alemana celebró elecciones parlamentarias que tuvieron como objetivo elegir a los 630 miembros del Bundestag (Parlamento Federal). Esta es la cuarta ocasión desde el final de la Segunda Guerra Mundial que Alemania vive unas elecciones anticipadas (antecedidas por las elecciones de 1972, 1983 y 2005). Los resultados de esta elección nos plantean la crisis política que se vive en la actualidad en el mayor socio de la Unión Europea y los peligros del resurgimiento de los movimientos de ultraderecha. Los resultados muestran un hundimiento de la socialdemocracia, un fortalecimiento de la ultraderecha alemana y una derechización del partido de centroderecha.
La crisis política en Alemania se suscitó como consecuencia del rompimiento de la alianza del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) con el Partido Democrático Libre (FDP), una vez que Olaf Scholz destituyó a Christian Lindner, ministro de Finanzas y líder del FDP, el 11 de noviembre de 2024. Scholz presentó una moción de confianza el 11 de diciembre de 2024, que fue celebrada cinco días después. Scholz perdió la moción de confianza cuando sólo logró reunir el voto de los 207 miembros de su bancada, equivalentes a 28.2% del Bundestag; los miembros del partido Verde se abstuvieron en la votación, y los liberales del FDP votaron en contra, abriendo el hundimiento del gobierno socialdemócrata presidido por Scholz. El resultado de la moción muestra cómo la socialdemocracia dio y negoció demasiado poder a un partido minoritario que terminó sepultando el gobierno. Las propuestas de Scholz eran incompatibles con las de Lindner: mientras el primero se mostraba a favor de continuar con el apoyo a Ucrania, crear costos energéticos asequibles, rescatar puestos de trabajo de la industria automotriz y otorgar primas a la inversión (DW, 2025); el segundo buscó una reducción de los seguros de desempleo, de los impuestos a las sociedades empresariales y de los gastos del gobierno.
Las razones de la derrota, anunciada por el mismo Scholz, son múltiples y van desde su fuerte posición belicista con respecto al tema ucraniano, las políticas de desindustrialización, la constante financiarización de la vida en Alemania, la crisis migratoria y el surgimiento de una “ansiedad nativa”, la debilidad del gobierno respecto a su posicionamiento frente al genocidio en Palestina, el encarecimiento de los costos de la energía o incluso el aumento de la competencia sobre la industria automotriz alemana, que ha impuesto la entrada de automóviles chinos al mercado europeo. Todos estos elementos han generado un fuerte desprecio por parte de los trabajadores, los jóvenes y los obreros hacia los partidos tradicionales, específicamente hacia el partido de la socialdemocracia. El SPD obtuvo su peor resultado desde 1887 (elección realizada durante el II Reich).
Los resultados de la elección del 24 dieron como ganador a la Unión entre la Unión Demócrata Cristiana de Alemania (CDU) y la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), que consiguió 28.6% de los votos, lo que se traduce en 208 escaños al interior del Bundestag. A pesar de la victoria, este es el segundo triunfo más reducido desde 1949 para la Democracia Cristiana, y algunos analistas consideran que lo que permitió su victoria fueron los errores ajenos y no el apoyo irrestricto a sus políticas. Con la victoria de CDU/CSU, su líder Friedrich Merz será el próximo canciller de Alemania. Anteriormente, Merz fue miembro del Parlamento Europeo y del Parlamento Alemán. A pesar de ser miembro del mismo partido que Angela Merkel, fue un fuerte crítico de su política migratoria.
Mientras que algunos reconocen a Merkel como una representante del ala izquierda de la Democracia Cristiana, Merz es visto como un representante del ala derecha de los democristianos. Además de su experiencia política, Merz ha trabajado en el mundo de las finanzas: fue parte del consejo de Meyer Brown en 2014, trabajó para la subsidiaria alemana de BlackRock (el mayor fondo de inversión del mundo), en la empresa de seguros AXA y en HSBC. La elección de Merz como canciller promete una derechización de la política alemana. Entre sus propuestas se incluye la reducción de impuestos a empresas, la reducción del gasto social y políticas de mano dura con la inmigración ilegal. No debemos olvidar que Merz es el autor de Mehr Kapitalismus wagen: Wege zu einer gerechten Gesellschaft (Atrévete a ser más capitalista: Caminos hacia una sociedad justa), texto que adelanta que su política estará definida por la privatización, la desregulación y la preeminencia del sector corporativo. Incluso, el lema de la campaña de Merz, Ein Deutschland, auf das wir wieder stolz sein können (Por una Alemania de la que puedas estar orgulloso otra vez), recuerda al eslogan de campaña de Donald Trump, Make America Great Again.
Un elemento que resalta de la última elección es el fortalecimiento de Alternativa por Alemania (AfD), el partido representante de la ultraderecha alemana, que logró conseguir 20.8% de la votación y tendrá 152 escaños en el próximo Bundestag; este porcentaje de votos lo convierte en la segunda fuerza nacional. AfD es uno de los partidos más jóvenes de la actualidad alemana: nació en 2013 con el objetivo de oponerse a la política económica de Angela Merkel, y su primera gran reivindicación fue el abandono del euro para regresar al marco alemán. El partido tuvo un cisma en 2015, donde se enfrentaron las posiciones moderadas de Bernd Lucke y las posiciones extremistas de Frauke Petry. En 2017, cuatro años después de su fundación, logró 12.6% de la votación y 94 escaños, convirtiéndose en la tercera fuerza nacional. Este partido de ultraderecha alemán ha tenido una cercana relación con la ultraderecha estadounidense: Elon Musk fue un abierto promotor del voto a AfD, y JD Vance se reunió con su líder, Alice Weidel, una semana antes de la elección. Es importante señalar que, al igual que en el caso de Merz, la líder de AfD proviene del sector financiero: antes de dedicarse a la política, trabajó en Bank of China, Credit Suisse, Allianz Global Investors Europe y Goldman Sachs. Aunque Weidel es nieta de un antiguo miembro de las Schutzstaffel (SS), en diferentes momentos se ha planteado en contra del nazismo, al que ha llamado como un error en la trayectoria de la grandeza de Alemania. Weidel y el AfD están a favor de políticas antiinmigración, antiislam, se plantean a favor del rechazo de la política de asilo de Alemania, pugnan por el fin de las sanciones contra Rusia, plantean la salida del sistema euro, están a favor del servicio obligatorio, rechazan las políticas a favor del aborto y se plantean en contra de las políticas de mitigación al cambio climático.
La votación delata algunas dinámicas interesantes. Si revisamos el mapa de Alemania, podemos percatarnos de que el territorio donde hubo un mayor voto a favor de AfD coincide con el antiguo territorio de la República Democrática Alemana (RDA). Berlín quedaría como una isla en la cual logra ganar la Democracia Cristiana y donde se logran votos para Die Linke. El territorio de lo que antiguamente conformaba la República Federal Alemana votó a favor de la Democracia Cristiana. Esto puede explicarse principalmente por la presencia de un sector industrial afectado por la aplicación de políticas neoliberales y disponible ideológicamente. Además, el voto se encuentra fraccionado en función de edades y de género. Los resultados generales de la elección dan como resultado CDU/CSU: 28.6%, AfD: 20.8%, SPD: 16.4%, Verdes: 11.6%, Linke: 8.8%, BSW: 4.9%, FDP: 4.3% y otros: 4.6%. Sin embargo, el voto de las personas de entre 18 y 24 años es especialmente interesante. En hombres, el voto se repartió de la siguiente manera: 25% AfD, 17% CDU/CSU, 15% Linke, 12% SPD, 11% Verdes, 7% FDP y 6% BSW; mientras que el voto de las mujeres fue 34% Linke, 14% AfD, 13% Verdes, 12% SPD, 10% CDU/CSU, 6% BSW y 4% FDP (DW, 2025).
Ahora, pasados cinco días de las elecciones, Merz tiene la tarea de conformar gobierno. El 28.6% de la elección dio a la Democracia Cristiana 208 escaños, lo que lo mantiene lejos de los 316 necesarios para formar gobierno. Por el momento, Merz ha declarado que no realizará una alianza con AfD, aun cuando Weidel se postula abierta a la posibilidad. Para que Merz forme gobierno, existen dos posibilidades: 1) una alianza con SPD (GroKo) que permita llegar a 328, pero que tiene fuertes riesgos al solo superar por 12 escaños el monto necesario para la mayoría; 2) una alianza triple que incluya al SPD y al partido Verde; o 3) una alianza que incluya a los Verdes y a Linke. Hasta el momento, Merz se ha inclinado por la primera de estas opciones.
Varios temas de interés y dudas quedan en la mesa después de estos comicios. Entre estas preguntas se encuentran: ¿Por qué los jóvenes varones votan cada vez más por opciones de ultraderecha? ¿Qué ha provocado que el voto de los sectores obreros y trabajadores se decante hacia políticos extremistas de derecha? ¿Qué implicaciones tienen las alianzas con partidos de sectores políticos que no coinciden con los proyectos que enarbolan los movimientos de izquierda o centroizquierda?