“Es bueno estar en México considerando que el resto del mundo se ha ido a la mierda”, fueron las palabras del geógrafo y teórico marxista David Harvey en su visita a la Ciudad de México para participar en el foro “Vivienda justa y prosperidad compartida” organizado por el Infonavit y la consultora Urban Front.
David Harvey no explicó a detalle lo que afirmó, pero me atrevo a reinterpretar el buen ánimo de su declaración en el marco del Derecho a la Ciudad.
En los comicios del pasado 2 de junio volvió la sonrisa a las y los capitalinos, y electores, que apostaron por el proyecto de Clara Brugada de cara a un contrincante que representa los intereses de los negocios inmobiliarios en la Ciudad de México: Santiago Taboada, exalcalde de la demarcación Benito Juárez.
El excandidato por la coalición “Va por la CDMX” proviene del grupo político, del Partido Acción Nacional, con carpetas de investigación abiertas en la Fiscalía capitalina en torno a una red de corrupción inmobiliaria que se desarrolló en las últimas cuatro administraciones panistas de esa alcaldía.
Taboada recurrió a la narrativa del uso político para deslindarse del entramado, pero hay cosas que no se pueden esconder, como los ocho exfuncionarios detenidos —incluido el exalcalde y exdiputado panista Christian Von Roerich— así como los 130 edificios construidos con irregularidades dentro de la demarcación.
Frente al modus operandi del intercambio de favores entre políticos y empresas constructoras, mejor conocido como “cártel inmobiliario”, venció el proyecto político de la exalcaldesa de Iztapalapa con la intervención en el espacio público de las Utopías, la aplicación de políticas públicas feministas y una trayectoria militante dentro del Movimiento Urbano Popular (MUP) como carta de presentación.
Las 13 Utopías, que la ahora jefa electa de Gobierno Clara Brugada construyó en Iztapalapa, son un referente mundial y una promesa de reivindicación de derechos, ya que en estas “Unidades de Transformación y Organización para la Inclusión y Armonía Social” los habitantes de la históricamente marginada demarcación tienen acceso a espacios públicos gratuitos con infraestructura deportiva y, algunas de ellas, con bibliotecas digitales.
Asimismo, las políticas públicas con perspectiva de género, —como el sistema público de cuidados dentro de las Utopías, el programa “Siemprevivas” para prevenir la violencia de género, y la creación de “Caminos de mujeres libres y seguras”— son parte de una praxis feminista que Clara Brugada, junto con las mujeres de la colonia San Miguel Teotongo, en Iztapalapa, vienen desarrollando desde los años setenta, cuando de la organización colectiva del MUP surgieron programas para palear la marginalización cultural, social, política, alimentaria y de género en la colonia.
Pero el sistema de cuidados desde una perspectiva de género y el acceso a la cultura y a instalaciones deportivas dignas y gratuitas no son el único atractivo de la propuesta de Brugada.
Uno de sus ejes de campaña, que ahora debe cumplir a las y los electores, fue su programa “Vivienda para el Bienestar”, que contempla el desarrollo de políticas públicas para garantizar el acceso a la vivienda asequible, detener la expulsión de habitantes hacia las afueras de la ciudad —proceso provocado por la gentrificación—, y promover la vivienda social en renta para jóvenes, adultos mayores y mujeres.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el derecho a la vivienda digna implica que “los ciudadanos de todos los perfiles económicos y socioculturales tengan la posibilidad de acceder a una vivienda de calidad, bien ubicada, con servicios básicos”, entre otras características. Sin embargo, en México existe un rezago habitacional de 45%, lo que se traduce en casi la mitad de la población con carencias habitacionales.
A escala global sobran ejemplos sobre la crisis de acceso a la vivienda bajo la lógica del capital. Harvey en su reciente conferencia citó uno de ellos, los pisos sobre el Billionare’s Row, o calle 57, en Nueva York, que pueden costar hasta 150 millones de euros, pero donde nadie vive. Situación que contrasta con la cifra récord de personas sin hogar viviendo en las calles neoyorquinas.
En el marco de este y otros escenarios en el mundo, que ejemplifican el absurdo del capitalismo neoliberal, ¿es bueno estar en México?...
El pasado 17 de julio, Clara Brugada y el jefe de Gobierno de la Cuidad de México, Martí Batres, inauguraron la Utopía Ixtapalcalli, la número 13 en Iztapalapa. Si el derecho a la ciudad, a la vivienda y a la infraestructura urbana digna se solucionan garantizando su acceso a ellas al margen de las despiadadas reglas del mercado y los privilegios sociales, sí, “Es bueno estar en México”, como bien lo señaló David Harvey.