Por Hugo Rangel Vargas
https://www.sprinforma.mx/noticia/4t-la-lucha-por-el-lenguaje
6 min Está claro que el triunfo efectivo de la Cuarta Transformación pasa necesariamente por la derrota de los dogmas de la ortodoxia neoliberal; sin que estos últimos sucumban y sean catalogados como cosa del pasado, resultará impensable que se cimienten los principios del llamado humanismo mexicano.
El neoliberalismo fue un paradigma exitoso en términos del posicionamiento de su lenguaje y de su lógica en el ideario colectivo, colocando como principios prácticamente inamovibles a sus teoremas, postulados y máximas; para así reconfigurar las categorías y valores que dominaban el pensamiento económico, doblegándolo todo al mandato del mercado.
Ante tal hegemonía, no resulta raro que prevalezca en el lenguaje cotidiano de ciertos sectores de la clase política en el país, referencias a la “eficiencia”, la “austeridad” y la “reducción del gasto gubernamental”; más aún, en aquellos resquicios de la administración pública y la burocracia de los tres niveles y órdenes de gobierno en los que subsisten reminiscencias e inercias de un pasado dominante hace menos de un lustro.
Claudia Sheinbaum, seguramente sucesora del proyecto de Andrés Manuel López Obrador en la Presidencia de la República, ha colocado como lema de su campaña el de la construcción del segundo piso de la 4T. Reducido únicamente a la profundización de los derechos sociales y a ciertas reformas que abatan los prevalecientes niveles de corrupción los resquicios del pasado neoliberal, este momentum de continuidad difícilmente se traduciría en una derrota del pensamiento ortodoxo; será necesario ir más allá.
La Cuarta Transformación debe de imponerse como tarea fundamental la discusión y la redefinición de los valores de la política económica y social. La continuidad del lenguaje neoliberal es el reflejo de algo mucho más profundo: la internalización de sus principios entre los encargados de diseñar las políticas públicas en un nuevo régimen que aspira a cambiar la historia del país.
El cerco autoimpuesto por ciertos sectores de la burocracia mexicana y el reciclaje de cuadros políticos provenientes de los partidos del pasado; han sido lastres que han impedido la deconstrucción del lenguaje y la aparición de nuevos parámetros de éxito de las decisiones que se toman en la vida pública. Es imperativo reeducarnos y repensar los criterios monetaristas, eficienticistas y financieristas que intoxican el pensamiento de la aun naciente clase política de la Cuarta Transformación.
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