El 20 de noviembre de 1910 dio inicio el conflicto armado más relevante del siglo XX mexicano, la Revolución Mexicana, que en 2024 conmemora su 114 aniversario. Originada por el descontento popular en contra del periodo presidencial del general Porfirio Díaz, que lo mantuvo al frente del país durante más de 30 años, este movimiento modificó a profundidad la vida política del país.
La Revolución Mexicana estuvo encabezada por Francisco I. Madero y convocó a diversos movimientos sociales, entre los cuales existían inclinaciones socialistas, liberales, anarquistas, agrarias y populistas.
Entre sus antecedentes destaca el disgusto generalizado de los sectores más desfavorecidos de la sociedad así como del bloque opositor del régimen porfirista que se derivó de las consecuencias directas que sufrieron por la dirección política e ideológica de Díaz. Este se caracterizó por llevar a México a tener un crecimiento económico notable con grandes costos sociales.
El Plan de San Luis, proclamado el 5 de octubre de 1910 por Francisco I. Madero, convocó a la población mexicana a tomar las armas contra el gobierno de Díaz el 20 de noviembre de dicho año, luego de que, tras el último triunfo del general en las elecciones presidenciales, éste ordenara el arresto de Madero alegando sedición.
El manifiesto de Madero instauró el principio político de “Sufragio Efectivo. No reelección”, lo nombraba presidente interino plenipotenciario y firmaba el compromiso de emplazar elecciones presidenciales una vez que la Revolución triunfara.
Además, el documento incluyó entre sus objetivos la restitución de tierras a las personas de pueblos originarios luego de que, entre 1889 y 1890, el gobierno de Díaz “dispuso que las tierras comunales se hicieran parcelables”, lo que derivó en la desposesión de tierras de los nuevos propietarios por parte de los hacendados.
GUERRA CIVIL
Aunque los orígenes de la Revolución Mexicana responden al levantamiento de la población en contra del orden establecido, el paso del tiempo la transformó en una guerra civil.
Luego de que el levantamiento convocado por Madero ocupara Ciudad Juárez, Porfirio Díaz presentó su renuncia y se exilió en Francia; lo que dio paso a nuevas elecciones, de las cuales resultó electo Francisco I. Madero.
Sin embargo, desde el inicio de su mandato, Madero presentó diferencias considerables con otros líderes revolucionarios, lo que dio lugar a su asesinato por medio de un golpe de Estado gestionado por Félix Díaz, Bernardo Reyes y Victoriano Huerta.
Dicho suceso posibilitó la presencia de otras facciones revolucionarias, encabezadas por personajes tales como Venustiano Carranza y Francisco Villa y, posteriormente, Emiliano Zapata y Álvaro Obregón.
Hasta el día de hoy no existe un consenso oficial con respecto al final del proceso revolucionario, sin embargo, diversas fuentes consideran que se sitúa en 1917, con la proclamación de la Constitución mexicana.
MUJERES EN LA HISTORIA
Históricamente la participación de las mujeres en la consolidación del movimiento revolucionario ha sido suprimida. Sin embargo, el papel que tuvieron en su gestación, lucha y consecuencias fue trascendental. Una de las mujeres más destacadas fue la maestra y periodista Elisa Acuña.
Acuña formó parte del grupo opositor de Díaz conocido como el “Club Liberal Ponciano Arriaga”, del cual ocupó el cargo de Vocal de la Mesa Directiva, y que convocó a figuras como los hermanos Ricardo y Enrique Flores Magón.
En 1910, la maestra participó en la fundación del Club Femenil Antireeleccionista “La hijas de Cuauhtémoc”, organización que reunió a más de 100 mujeres y exigió a Porfirio Díaz mejoras en las condiciones laborales de las mujeres y, entre otras acciones, creó el periódico La guillotina. Además, Elisa Acuña participó en la organización de la gran Convención Anti-Reeleccionista que apoyó la candidatura de Francisco I. Madero.