Se comenzó a verter agua con residuos nucleares de la planta Fukushima al océano en medio de protestas.
Cientos de activistas y pobladores de la prefectura de Fukushima se manifestaron en las inmediaciones de la planta nuclear de la ciudad después de que el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, informó que se comenzará a verter en el mar más de un millón de toneladas de agua contaminada por el accidente de la planta ocurrido tras el tsunami que devastó el país nipón en 2011.
“Viola los derechos humanos de las comunidades en Japón y la región del Pacífico y no cumple con el derecho marítimo internacional. Lo que es más importante, ignora las preocupaciones de su pueblo, incluidos los pescadores”, declararon miembros de la Organización no Gubernamental Greenpeace.
La liberación del agua radioactiva fue respaldada por la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), quien aseguró que tomará las medidas necesarias a largo plazo para que el proceso se lleve de manera segura.
Este proceso llevará décadas para ser culminado y afectará, principalmente, al sector pesquero del país, por lo que Kishida se comprometió a apoyar a los pescadores japoneses para contener el impacto, sin embargo, los habitantes de las regiones aledañas continúan manifestándose contra la decisión.
Trabajadores de las zonas costeras de la prefectura de Fukushima consideran este anuncio como “un ataque por sorpresa” ya que no podrán comercializar lo que se pesque en la zona.
Las críticas no se han presentado únicamente del interior del país nipón, vecinos encabezados por China han mostrado su inconformidad, tras el anuncio de Kishida, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Wang Wenbin, señaló al gobierno de Japón de “ignorar la oposición nacional e internacional, así como las dudas que han surgido en torno a la seguridad, legitimidad y legalidad del plan, así como el impacto en la salud humana”.
En respaldo del gobierno japones y de la OIEA, el gobierno de Corea del Sur señaló que no existe ningún impedimento científico o técnico que impida que se vierta el agua en el oceáno.