Las políticas comerciales implementadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, especialmente los aranceles de hasta el 145% impuestos a productos chinos, continúan generando repercusiones en sectores estratégicos de Estados Unidos. Uno de los más afectados es la industria armamentista, clave para la seguridad nacional.
Luego de que la escalada arancelaria entre ambos países creciera rápidamente, el gobierno de China decidió suspender el suministro de tierras raras a compañías estadounidenses. Estas sustancias —un conjunto de 17 elementos químicos— son fundamentales para la fabricación de componentes electrónicos, baterías para autos híbridos y una amplia gama de tecnología militar, incluidos misiles, radares, sistemas láser y sónar.
Estados Unidos depende en más del 80% del procesamiento y suministro global de tierras raras provenientes de China. Aunque este país posee solo el 35% de las reservas mundiales, controla entre el 80% y 85% del procesamiento global, lo que le confiere un poder estratégico. Además, en años recientes ha expandido su influencia a través de inversiones en minas fuera de su territorio, particularmente en América Latina.
Entre 2019 y 2022, el 72% de las tierras raras importadas por Estados Unidos provinieron directamente de China, seguido por Malasia (8%) y Estonia (5%).
La empresa Lockheed Martin, el principal contratista de defensa del país, señaló en su informe anual de 2024 que, aunque el congelamiento de activos en China por parte del gobierno de Xi Jinping no tuvo un impacto inmediato, las restricciones a la exportación de minerales clave sí afectaron significativamente su cadena de suministro.
China comenzó a limitar la exportación de materiales estratégicos utilizados en la industria de los semiconductores y los sistemas de misiles en 2023, y en 2024 impuso una prohibición directa de exportación a Estados Unidos de ciertos minerales críticos.
Ante este panorama, Estados Unidos ha intensificado sus esfuerzos por reducir su dependencia del suministro chino. Una de las alternativas estratégicas es Groenlandia, donde se estima que se encuentran entre el 20% y 25% de las reservas globales de tierras raras. Washington ha comenzado a impulsar alianzas diplomáticas y acuerdos mineros en la región con el objetivo de diversificar sus fuentes de abastecimiento.