La cumbre entre Donald Trump y Vladimir Putin en Alaska generó una oleada de reacciones en los principales medios internacionales, que siguieron con detalle tanto los gestos como los mensajes políticos que surgieron del encuentro.
The New York Times destacó el simbolismo del momento en que ambos mandatarios abordaron juntos la limusina presidencial estadounidense, un gesto que calificó como inusual en la diplomacia y que proyecta cercanía. En la misma línea, CNN puso atención en el lenguaje corporal mostrado en el aeródromo, señalando que el encuentro fue “lejos de ser frío”, lo que contrastó con la tensión habitual en la relación bilateral.
Por su parte, NBC subrayó la diferencia entre la cordialidad que Trump mostró hacia Putin y la disputa pública que protagonizó meses atrás con el presidente ucraniano Vladímir Zelenski, lo que podría enviar un mensaje ambiguo a Kiev. Mientras tanto, en Europa, Sky News advirtió que los aliados de Estados Unidos podrían mostrarse “inquietos” ante la calidez del saludo entre ambos líderes.
The Guardian analizó que la reunión podría tener beneficios políticos y estratégicos tanto para Trump como para Putin, aunque subrayó que aún no hubo acuerdos claros sobre el cese al fuego en Ucrania. En el mismo sentido, The Times enfatizó las declaraciones de Trump tras la cumbre, donde afirmó que, aunque hubo “avances importantes”, todavía “no hay acuerdo hasta que lo haya”.
El tono en algunos medios fue más crítico. New York Post recogió las quejas de periodistas rusos por las “duras” condiciones de trabajo en Alaska, aunque apuntó que la organización de Moscú podría haber contribuido a esos inconvenientes. Finalmente, The Week enmarcó el encuentro como parte de una estrategia de contrapeso de Putin frente a Europa, que días antes buscó reforzar su unidad ante la cumbre.
En conjunto, las reacciones mediáticas reflejan una mezcla de expectativa y cautela: mientras algunos destacan la oportunidad de diálogo tras años de tensión, otros advierten que la cercanía entre Trump y Putin podría generar incomodidad en aliados estratégicos y mantener abierta la incertidumbre sobre el futuro de la guerra en Ucrania.