El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó el pasado 29 de abril un decreto para reducir el impacto económico de los aranceles en la industria automotriz.
En primer lugar, el mandatario estadounidense estableció eliminar los aranceles “superpuestos” sobre los fabricantes de automóviles. De esta forma, la tarifa aduanera de 25% para un vehículo importado no se sumará al 25% aplicado al acero o al aluminio. Solo se les aplicará el arancel más alto correspondiente a lo que estén importando.
Además, los carros que estén compuestos en al menos un 85 % por piezas que cumplan con el acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), y que sean producidos dentro en territorio estadounidense, no estarán sujetos a ningún arancel.
El presidente estadounidense también decidió aplicar una medida temporal para reducir la factura aduanera a los fabricantes que producen y venden sus vehículos en Estados Unidos.
Para todos los vehículos fabricados y vendidos en Estados Unidos que utilicen piezas importadas, los fabricantes estadounidenses y extranjeros podrán deducir el 15% del precio de venta recomendado el primer año, y el 10% el segundo.
Esto equivale a una deducción de 3.75% del valor de los autos producidos localmente. Esta tarifa bajará a 2.5 % en el segundo año y luego se eliminará por completo.
Las piezas procedentes de Canadá y México quedan exentas de los aranceles si entran dentro del T-MEC.