A una década de su publicación, la encíclica Laudato si’, del Papa Francisco, continúa siendo considerada un parteaguas en el pensamiento contemporáneo sobre medio ambiente, espiritualidad y justicia social. Para muchos, se trata de la declaración más audaz del pontífice argentino y un documento que ha dejado huella más allá de los muros del Vaticano.
El Secretario General de la ONU en 2015, Ban Ki-moon, elogió el texto por ofrecer una “voz moral” frente a la crisis climática. Por su parte, el novelista y ensayista indio Pankaj Mishra la calificó como “posiblemente la pieza de crítica intelectual más importante de nuestro tiempo”.
Publicada en junio de 2015, Laudato si’ fue la primera encíclica papal dedicada por completo al cuidado del medio ambiente. Inspirada en San Francisco de Asís, plantea una visión ecológica integral, donde el deterioro del planeta y la exclusión social están profundamente entrelazados. “Todo está conectado”, escribe el Papa, resumiendo el principio fundamental del documento. La encíclica denuncia con fuerza las lógicas del consumo y el crecimiento económico a corto plazo, y advierte que, si no se toman medidas urgentes, la crisis climática derivará en mayor escasez, migración forzada, desigualdad y conflictos sociales.
“El universo se despliega en Dios, quien lo llena por completo… hay un significado místico en una hoja, en un sendero de montaña, en una gota de rocío, en el rostro de un pobre” (233), se lee en uno de los pasajes más citados. Laudato si’ tuvo un papel clave en la construcción del consenso internacional en torno al Acuerdo de París sobre cambio climático, firmado en diciembre de 2015 por 196 países.
Más allá de los foros internacionales, la encíclica dio origen a nuevas expresiones de activismo católico ambiental, como el Movimiento Global Laudato Si’, y centros de estudio como el Instituto Laudato Si’ en Oxford. Francisco propone en el texto una “conversión ecológica”, no solo en términos individuales, sino también estructurales y políticos. Llama a repensar la economía, el papel del poder, y la forma en que las sociedades se relacionan con la naturaleza.
“Lo que necesitamos es una nueva manera de pensar sobre los seres humanos, la vida, la sociedad y nuestra relación con la naturaleza” (178). A diez años de su publicación, Laudato si’ no solo ha influido en la agenda climática global, sino que también se ha consolidado como una guía ética y espiritual para enfrentar la crisis del siglo XXI.