Nada está escrito. Es falso que estemos destinados a la fatalidad de un futuro desalentador. Todo lo contrario. Estamos parados en los albores de un camino con brechas abiertas, pero con muchas perspectivas aún. En nosotros está el poder de irlo moldeando conforme nos lo propongamos, estamos ante la posibilidad histórica de escribir el futuro que queremos.
Es, no solo un derecho, sino un deber como seres humanos soñar con un futuro mejor y, no solo eso, también aportar lo que nos corresponde para construirlo paulatinamente. Todo camino por más largo que sea comienza con un solo paso.
“La juventud es la fuerza más activa y vital de la sociedad. Los jóvenes son los más ansiosos de aprender, y los menos conservadores en su pensamiento” (Mao Zedong).
Nuestra generación representa la fuerza del porvenir, en manos jóvenes está la posibilidad de ir mejorando la realidad. Aceptar ese papel preponderante, primero; actuar con responsabilidad, después.
El espíritu del joven con ideas sociales debe ser inconforme frente a las injusticias; crítico ante las deficiencias; transformador en pos de las condiciones de los más desfavorecidos; propositivo y creativo para dar solución a los graves problemas de la humanidad.
Entender el concepto de sacrificio también es importante. Comprender que, para mejorar el estado actual de las cosas, hay que ofrecer bienes muy nuestros, como nuestro tiempo, nuestro esfuerzo, nuestras energías, nuestro sudor… Sacrificio, es abstenerse de los placeres más inmediatos para alcanzar un bien superior, ya sea para uno mismo o para la colectividad.
Luchar por una causa, que las acciones que rijan el actuar de cada día vayan encaminadas a un objetivo. Una vida errante nos puede conducir al borde peligroso de la insatisfacción, del sinsentido y de la infelicidad.
Ninguna de estas palabras es una obligación, por supuesto, pero sí debe constituir la aceptación de que existe un propósito más allá de lo mundano.
Las victorias no se consiguen solo con intenciones o con pensamientos, hace falta llevar a cabo acciones concretas, pasar del mañana al hoy mismo. Actuar con optimismo y con principios éticos como pilares en donde reposa el porvenir que estamos construyendo, proceder con buena fe y alejar siempre los sentimientos negativos.
En nuestro jardín, deben florecer coloridas matas, verdes plantas y germinantes semillas; lo que no debe existir nunca es el odio. El odio es ciego como el amor, pero el amor construye mientras que el odio destruye.