
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó la mañana del 15 de septiembre un ataque contra un navío venezolano en aguas del Caribe, tras considerarlo una amenaza y acusarlo de contrabandear narcóticos a Estados Unidos.
Este es el segundo ataque contra un barco de origen venezolano, luego del primero ocurrido el 2 de septiembre, por sospechas similares de contrabando.
El presidente Trump autorizó de forma “cinética” el ataque para atacar a “cárteles de tráfico de drogas y narcoterroristas extremadamente violentos”. Reiteró que se trató de un ataque contra miembros de la organización criminal “Tren de Aragua”, declarada organización terrorista por su administración.
El secretario de Estado, Marco Rubio, en entrevista con Fox News, durante su gira por Israel, mencionó que el barco destruido por misiles estadounidenses el pasado 2 de septiembre estaba “implicado en el narcotráfico” y aseguró: “Estamos 100 % seguros”.
La guerra contra los narcóticos y las bandas criminales es uno de los ejes de seguridad que la administración de Trump plantea, aludiendo a que estas drogas son “¡un arma mortal que envenena a los estadounidenses!”. Estos cárteles representan una amenaza para la seguridad nacional de EE. UU., su política exterior y sus intereses vitales.
En su comunicado en redes sociales, el presidente detalló que el ataque resultó en “la muerte de tres terroristas masculinos y que ninguna fuerza estadounidense resultó afectada.”
Las actividades ilícitas de estos cárteles han causado consecuencias devastadoras en las comunidades estadounidenses durante décadas, matando a millones de ciudadanos.
Trump lanzó un mensaje contundente: “SE LES ADVIERTE: SI ESTÁN TRANSPORTANDO DROGAS QUE PUEDEN MATAR A AMERICANOS, ¡LOS ESTAMOS CAZANDO!”.
Por su parte, el gobierno de Venezuela calificó las declaraciones de Washington, tras el incidente del 2 de septiembre, como espurias. El ministro de Relaciones Exteriores, Diosdado Cabello, cuestionó la veracidad del video y comentó que se trataba de una amenaza contra la soberanía venezolana; en aquel primer incidente, se reportó que los involucrados eran simples pescadores.
Los ataques a barcos venezolanos han generado preocupación en la comunidad internacional. Países como Colombia y Nicaragua han expresado apoyo a Venezuela, que ve estas acciones como un intento de intervención directa por parte del gobierno estadounidense.
Tras los ataques del 15 de septiembre, el Gobierno de Venezuela no ha emitido postura ni declaración por el momento.
El ataque ocurre en un contexto de gran despliegue militar estadounidense en el sur del Caribe. El sábado se observó el aterrizaje de cinco aviones F-35 en Puerto Rico, después de que el Gobierno de Trump ordenara que 10 cazas furtivos se unieran a las fuerzas en la región.