La batalla de Julian Assange y la solidaridad de México

“La primera víctima de una guerra es la verdad”.
- Julian Assange

La labor y lealtad periodística primaria debe ser con la verdad. Con el derecho a la verdad. Con el derecho a informar la verdad. 

La hegemonía mediática tradicionalmente ha sido impuesta y desarrollada por grandes agentes económicos, determinando las líneas retóricas de los medios de comunicación en el mundo, delimitando qué y cómo debe transmitirse, así como lo que debe ocultarse. Eventualmente coyunturas históricas se presentan en determinados momentos para fragmentar en alguna medida la lógica de subordinación social, en busca de la emancipación del individuo, en la colectividad.

En ese sentido Wikileaks (organización fundada por Julian Assange), ha representado una puerta de acceso para comprender el grado de perversidad en el que las élites desarrollan su actuar, entorno a la prevalencia de sus beneficios, producto del sometimiento e intromisión de los imperios vigentes sobre las soberanías de otros países. Particularmente la injerencia del gobierno estadounidense en diversos ataques militares, que “a nombre de la democracia”, desataron catástrofes inhumanas. 

No es un dato menor que en referida época de la información, Wikileaks haya liberado más primicias en unos cuantos años, que el más grande y antiguo periódico de Washintong (Washintong Post), en treinta años. Es diáfano que en la “época de la información” la sobreinformación desinforma. 

Han sido cientos de miles los cables filtrados por Wikileaks desde el año 2006; dentro de los cuales destacaron –por su impacto terrorífico- el video del helicóptero “Apache” de los militares estadounidenses, que asesinan a dos periodistas y una decena de civiles iraquíes en el año 2007; fundamentando que eran miembros de la guerrilla, cuando en el vídeo notoriamente se identifican como civiles.

Fueron publicados más de noventa mil documentos clasificados de la guerra de Afganistan, dando detalles de la estrategia inhumana del ejército de los Estados Unidos y sus arbitrariedades injustificadas en los delirios imperiales y de conquista.

De igual se publicaron medio millón de comunicaciones realizadas después del atentado del 11 de septiembre. Conversaciones resguardadas por el FBI, dejando en claro la nula privacidad de la ciudadanía en general, respecto a sus comunicaciones personales.

Nuestro país no quedó ajeno de los aportes informáticos de Wikileaks. El libro “México en Wikileaks y Wikileaks en la Jornada”, coordinado por Pedro Miguel, conjuga la serie de notas, artículos, reportajes y columnas; con la información que Julian Assange proveyó a La Jornada, principalmente relacionada a cables diplomáticos de la embajada estadounidense y funcionarios del gobierno de estados unidos, respecto a la gobernabilidad en México y opiniones concretas sobre el estado anímico y emocional del expresidente Felipe Calderón; así como los conflictos dentro de su gabinete y estrategia de seguridad, protagonizados por el hoy convicto: Genaro García Luna (ex secretario de Seguridad Calderonista) y  el ex procurador Eduardo Medina Mora.

Es un momento vital para reflexionar y solidarizarse con Julian Assange. El propio presidente López Obrador ha externado su apoyo públicamente, así como lamentado la arbitrariedad con la que ha sido tratado. México está con Assange y Assange está con México.

El próximo sábado 10 de septiembre a las 20 horas será proyectado el documental Ithaka, sobre la lucha para evitar la extradición de Julian Assange. Será exhibido en el Centro Cultural Los Pinos. Contando con la presencia de John Shipton (padre de Julian) y su hermano y productor del documental, Gabriel Shipton.

Dentro de las actividades que realizarán los familiares de Assange en nuestro país, acompañarán el día domingo 11 de septiembre al grupo #24F Coalición Vida y Libertad Julian Assange. Única organización en México de solidaridad activa con el periodista. La citada protesta tendrá lugar en la embajada de Reino Unido en México, a las 10:hrs, con rumbo a la embajada de los Estados Unidos. Es momento de expresar solidaridad, que se escuche fuerte y lejos, no extradición. Callar con ilegalidades a Assange, tiene por significado que en el futuro próximo nadie pueda tener garantizado el derecho a informar. El derecho a la verdad.