El arte teatral es muy amplio. Tiene muchas posibilidades artísticas, técnicas interpretativas, métodos de acción, géneros dramáticos y se nutre de muchas otras disciplinas artísticas y escénicas. Dentro de las disciplinas escénicas hay algunas que siempre han existido y que sin embargo muy poco a poco han ido ganando terreno en el mundo teatral de nuestro país. Algunas llevan la delantera, puesto que dentro de los subsidios culturales existentes o dentro de los planes de estudio de las academias ya son consideradas, pero otras continúan su propia batalla para ser valoradas. Me refiero en gran medida a el arte del clown, pero también a la danza, las artes circenses, los títeres y el ilusionismo.
Cada año se realizan encuentros escénicos de artistas de estas disciplinas, en diversos sitios de nuestro país, gracias a los cuales se fomenta su intercambio, desarrollo y crecimiento.
Hace unos días, como un desparpajo de gozosa irreverencia, se vivió entre carcajadas el VABIEKA FEST 2022, Festival Internacional de Clown Femenino -tercera edición- en la ciudad de Puebla. Un festival que surgió en el año 2018 como el resultado de una red de mujeres payasas de varios lugares del mundo (Colombia, Brasil, Argentina, Chile, Costa Rica, España y México), realizándose por primera vez en la ciudad de Puebla y enseguida se replicó en el año 2019 en el estado de Coahuila, así como en los países Costa Rica y Colombia. Nace por la necesidad de conjuntar, dar espacio y escenario al trabajo de las mujeres dedicadas al humor y a la payasería. En aquella edición se realizó de forma totalmente autogestiva, gracias a las artistas y gestoras Verónica Pérez y Karen Tlahuizo en la cabeza de la organización.
El festival año con año se ha ido expandiendo, aunque inevitablemente tuvo que interrumpirse en los años de pandemia (2020-2021) como pasó con todas las artes escénicas, pero en este año 2022 Vabieka regresó con el poder que lo caracteriza para llevar a cabo su tan esperada tercera edición, en los pasados días del 24 al 30 de mayo. En esta ocasión se han sumado muchos nuevos aliados y con los apoyos brindados de la Secretaría de Cultura del estado de Puebla, el Complejo Cultural Universitario, entre muchos otros patrocinadores que lo apoyaron y gracias principalmente al ímpetu de todas sus artistas y colaboradores, se presenció un festival con amplia oferta y demanda cultural. Prueba de su expansión es que en esta edición al festival le fueron confiadas más sedes para su exposición (Plaza de la democracia, Complejo Cultural Universitario, Barrio del artista, Casa de la cultura de Puebla, Breve espacio, Foro Karuzo, MUA Infinita, MUSA Cultura Visual, Foro Nahualas) dando lugar a que se diera el lujo de acontecer al tiempo en espacios simultáneos. Se presentaron un total de 40 artistas invitadas de distintos países iberoamericanos (México, Colombia, Chile, Argentina y España) y de distintos estados de la república (Durango, Tlaxcala, Michoacán, Veracruz, Baja California, Yucatán, Oaxaca, Puebla y Ciudad de México) trayendo consigo una buena oferta de actividades entre talleres, laboratorios, exposiciones, proyecciones, conversatorios, varietés y espectáculos.
Tuve el honor de ser invitada entre las participantes, lo que me permitió vivir el festival desde muy dentro y ambos lados, artista y espectadora. Presencié un festival hecho con mucha generosidad y hermandad entre las participantes, el espíritu de júbilo en ningún momento cesó. Respecto a los espectáculos y números escénicos, todos tenían en común: el humor. Cada artista lo abordaba utilizando distintas técnicas y mecanismo de la comedia, desde las técnicas escénicas propias del clown, el bufón, la máscara, hasta el cabaret. Había algunos que su estilo interpretativo partía de lo musical, otros de la palabra, de técnicas de movimiento y hasta del ilusionismo.
Pero había algo más en común que caracterizó al festival y fue su espíritu feminista siempre presente, porque no era sólo que estuviese hecho por mujeres, que ya de por sí marca una pauta, sino que sus discursos coincidían con fuerza siendo críticos e inteligentes, muchas veces irreverentes (en el mejor sentido de la acepción). Y me parece que tuvo mucho que ver la curaduría, que desde el lema de Vabieka -3ra edición- se podía leer en los anuncios de color rojo con negro: “Payasas Resistiendo”. El ánimo contestatario no escandalizó al público familiar poblano que presenció los espectáculos, al contrario, reían a carcajadas, miraban con atención, se quedaban hasta el final (¡y vaya que eran horas y horas!), si hubo alguno que se pudo incomodar simplemente se paraba y se iba, muchos regresaban los días siguientes, participaban con entusiasmo y compartieron los momentos catárticos que mucho regocijó el corazón de los espectadores. A quién sí escandalizó un poquito, hay que decirlo, fue a la iglesia, que en una de las sedes se encontraba justo a un costado, escuchando “las payaserías” que hacían alusiones a los sistemas patriarcales dominantes en el nombre del Padre, justo a la hora de la santísima misa.
Platicando, entre bambalinas con las demás participantes, algunas que han estado desde los orígenes del Vabieka, coincidían en que para muchas ha sido una plataforma de formación y arranque en sus carreras, en el festival convergen artistas de mucha trayectoria escénica con artistas emergentes. Como también la posibilidad de crear redes entre mujeres artistas a nivel internacional, vincularse con otros festivales en distintos lugares del mundo, coincidiendo también en que la iniciativa las impulsa, contribuye a la educación -tanto de la artista como del público en general- visibiliza su trabajo y crea precedentes en la nueva corriente que estamos viviendo del clown femenino.
Entre las artistas invitadas -todas admirables- estuvieron: Las XL de España; Luna Negra duo Argentina-México; Alicia Olea también de Argentina; de Colombia, Luisa Prias, Tatiana Torres, Diana Bolaños, Beba Villamil; de Chile, Pamela Francisca Navarro; de México las Nómadas Cirqueras; del estado de Michoacán, Lolita Bolita; de Durango, Fabiola Vargas; de Xalapa, Abril Valencia Ruiz; Vanessa Nieto de Puebla; Chely Alonso de Tlaxcala; Irazema Hernández (también en la organización), Ilse Rodríguez, Sabina Xochimitl, Hikuri Pozos, de la Ciudad de México.
Vabieka Fest es un claro ejemplo de cómo se puede gestar un tipo de humor no patriarcal (al que quizás estábamos acostumbrados) que sensibiliza al público con sus discursos reivindicativos y así mismo al arte del clown; de cómo se puede dar impulso, contribuir a la formación, reconocimiento y crecimiento de estas áreas de especialización escénica. Además, es un festival gratuito y abierto al libre acceso de todo público, contribuyendo al derecho humano a la cultura. Ojalá que haya muchos más Vabiekas y se sigan impulsando estas iniciativas que a todos dignifican.