El 10 de mayo en México es uno de los días más especiales, puesto que celebramos a las mamás de millones de mexicanos. A propósito de esta fecha, es importante que además de recordarlas y festejarlas, se establezcan políticas públicas en materia de salud en su beneficio y principalmente para disminuir las brechas de desigualdad que aún persisten en México.
En nuestro país subsisten desigualdades significativas en la atención que se brinda a las mujeres durante el embarazo y el parto, así como en el seguimiento integral que se debe proporcionar a los niños en los primeros años de vida.
Estas desigualdades han sido el producto de años de políticas que han incidido en la población con menos oportunidades de desarrollo, incrementando aún más sus niveles de pobreza. Durante esta administración hay avances para disminuir los índices de pobreza de género, pero aún falta mucho por realizar.
La pobreza es un factor de riesgo significativo para la madre gestante y para la aparición de alteraciones estructurales en el cerebro del niño y por lo tanto en su desarrollo neurológico.
Las deficiencias nutricionales que ocurren durante el embarazo y los primeros años de vida del recién nacido, repercuten de forma importante para el desarrollo de complicaciones durante el embarazo como son: la prematurez y el retardo en el crecimiento intrauterino, con la consecuente repercusión a mediano y largo plazo sobre el desarrollo neurológico del niño, situación que los pone en una mayor desigualdad en el aprovechamiento escolar y oportunidades futuras de un desarrollo mental y cognitivo adecuado para enfrentar su vida adulta.
Desde la campaña presidencial del 2018 al realizar el diagnóstico del sistema de salud en México se había identificado este problema y, como promesa de campaña se promocionó el programa: “Hacia una nueva generación de Mexicanos, de la pobreza al bienestar” liderado por el Dr. Romeo Rodríguez Suárez. Desafortunadamente no pudo materializarse su puesta en marcha por la falta de interés de la autoridad sanitaria federal y del IMSS, donde hoy el Dr. Rodríguez es el presidente de su fundación.
Hoy la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo retoma el tema en los 100 puntos de su Proyecto de Nación: República Sana. En el cual, impulsará para las madres embarazadas en los primeros 1000 días de vida, un “programa especial” para atender el binomio madre-hijo.
Los primeros 1000 días del binomio madre-hijo son fundamentales. Si se establecen las políticas públicas adecuadas para la prevención, cuidado y tratamiento durante esta etapa se pueden reducir las complicaciones y muertes maternas durante el embarazo y lograr un impacto positivo en el desarrollo neurológico, mayor inteligencia del recién nacido hasta las etapas tempranas de su niñez, logrando adquirir destrezas motoras, de lenguaje y funciones ejecutivas cerebrales que le permitan igualdad de condiciones en su desarrollo tanto escolar, como cognitivo y, por lo tanto mejorar sus condiciones futuras de vida.
De cara al segundo piso de la transformación en México, corresponderá al Dr. David Kershenobich retomar lo mejor del proyecto del Dr. Rodríguez Suárez para fortalecer el programa de los primeros 1000 días de vida, siempre viendo por el bienestar de los más desfavorecidos.
El liderazgo de la Dra. Sheinbaum Pardo ofrece una oportunidad única para implementar un cambio significativo en la política de salud materno-infantil en México. Con el programa de los primeros 1000 días de vida, además de buscar mejorar la calidad de vida de las madres y sus hijos, también se pretende establecer un nuevo estándar en el cuidado y desarrollo temprano.
Con este programa se construirá un mejor futuro y bienestar a los niños de México que nacen en situaciones socioeconómicas desfavorables. Pasar de la carencia a la suficiencia, del sufrimiento a la tranquilidad y seguridad, de la falta de futuro a uno más brillante y atractivo, donde sea posible acceder a mejores condiciones de vida, porque existen condiciones de igual competencia.