Pese al estruendoso crash del mercado de criptomonedas, este sector financiero hoy es usado masivamente a nivel internacional para financiar diversos proyectos, los cuales van desde objetivos altruistas, hasta con fines criminales. Y es que, debido a las características y ventajas de esta tecnología, es posible intercambiar grandes cantidades de dinero al margen de las capacidades de seguimiento cotidiano de los bancos y los mercados.
Y aunque se ha demostrado el uso de las criptomonedas para financiar el programa nuclear norcoreano[1], evadir las sanciones occidentales a Rusia[2] o facilitar el comercio implicado en la producción y venta de drogas[3], esto no ha detenido su creciente uso y la incapacidad de los Estados para establecer limites y responsabilidades a diversos actores, ya ni se diga de la participación de éstos en el mercado de las monedas digitales.
Así sucede con el narcotráfico, específicamente con el caso del fentanilo, una droga que ha azotado a un Estados Unidos propenso al consumo de medicamentos adictivos promovidos por una poderosa industria farmacéutica. De acuerdo con diversos reportes[4][5], el uso de criptomonedas en el comercio de precursores de fentanilo entre los cárteles mexicanos y las empresas chinas ha aumentado más de 450%, lo que se traduce en que alrededor del 90% de empresas chinas acepten el comercio con criptomonedas.
De enero de 2018 a abril de 2023 se han intercambiado más de 37.8 millones de dólares en criptodivisas para la venta de precursores para la producción de fentanilo, con un crecimiento del 600% del 2022 al 2023, entre las principales criptomonedas usadas están el Bitcoin (BTC), Ether (ETH), Monero (XMR) y Tether (USDT).
Y ¿todo esto qué significa o por qué es relevante? Las criptomonedas son activos digitales “descentralizados” que utilizan tecnología Blockchain para garantizar transacciones “transparentes” y sin intermediarios. Entre sus principales beneficios destacan la posibilidad de realizar transferencias rápidas y de bajo costo a nivel global, sin la necesidad de pasar por sistemas bancarios tradicionales, ya que permite realizar transacciones usando pseudónimos. Algunas de las plataformas de criptomonedas también permiten la celebración de contratos.
Pongo comillas primero debido a que existe un debate en el supuesto nivel de descentralización de las criptomonedas, especialmente del tipo político-económica, ya que en este modelo aún siguen existiendo instancias intermediarias, incluyendo los propios creadores y modificadores del código de las criptomonedas, ya ni se diga de las capacidades físicas como las infraestructuras de procesamiento; todo esto implica un diseño más desigual y menos horizontal de lo que se presenta. Por otro lado, está el caso de las operaciones trasparentes, ya que por diseño no es necesario usar el nombre propio en las transacciones, lo que vuelve poco útil dicha trasparencia.
En general, este naciente sector financiero, alternativo a instituciones político-económicas establecidas desde hace cientos de años, como bancos o la hacienda pública, está cambiando lentamente parte del sistema financiero mundial, desplazando la gravitación de capacidades de poder hacia las empresas de tecnología y sus propios ecosistemas físico-digitales, cuyos productos se caracterizan, entre otras cosas, por trasladar responsabilidades al consumidor y los proveedores de servicios, especialmente si son plataformas.
Y dadas las características de esta tecnología, algunas de las empresas han adquirido capacidades equivalentes a las del Estado y los bancos, ya que no sólo pueden expedir monedas y celebrar contratos, sino que también almacenar y transferir capital, todo lo anterior sin las responsabilidades que eso conlleva, lo que se traduce en un mercado muy volátil y bastante opaco, en donde las operaciones de los actores con más capital pueden llevar a los pequeños tenedores a la ruina.
Y volviendo al caso del comercio de fentanilo, si los productores de la materia prima y el narcotráfico están comerciando en criptomonedas para no ser rastreados, ¿En qué comercian los productores finales, transportadores y vendedores? Y en esos casos, ¿Cuál y como es el seguimiento financiero? ¿en qué momento el dinero digital es intercambiado a dólares? ¿Por qué la vigilancia financiera parece terminar tan pronto el producto se asocia con redes estadounidenses? ¿Cuál es el rol de plataformas y otras herramientas digitales en este proceso?
Las criptomonedas no son una tecnología neutral, sino que su origen y naturaleza se asocian directamente con dos de las vertientes más influyentes en el internet hoy en día: el comunitarismo y el libertarismo anarcocapitalista, ambos con el objetivo de deshacerse de intermediarios que consideran negativos para la consecución de su visión.
En este escenario los promotores de las criptomonedas (como Elon Musk) no quieren o pueden aceptar el vital rol del Estado para que sus proyectos 'descentralizados' puedan existir: Internet y las computadoras nacieron gracias al dinero estatal y el ciberespacio hoy en día ha necesita al Estado no solo para ordenar y estandarizar el funcionamiento digital, sino también para la instalación y desarrollo de grandes obras de infraestructura, tal como los cables interoceánicos que sostienen internet. Por tanto, tal experimento de desplazamiento financiero del Estado sólo puede significar el empoderamiento y fortalecimiento de actores privados ya de por si poderosos, así como el de algunas otras voces que cuenten con un apoyo político-económico suficiente, esto incluye a actores que actúan al margen de la ley como el narcotráfico.
[1] https://www.csis.org/analysis/how-are-cyberattacks-fueling-north-koreas-nuclear-ambitions
[2] https://www.chainalysis.com/blog/russia-ukraine-war-cryptocurrency-one-year/
[3] https://es.wired.com/articulos/el-criptocrimen-en-latam-entre-los-carteles-mexicanos-y-millonarios-ingresos
[4] https://www.elliptic.co/resources/elliptic-report-crypto-and-the-global-fentanyl-trade
[5] https://www.chainalysis.com/blog/cryptocurrency-fentanyl-analysis-2023/