#Crónica | Migrantes acampan en Plaza Giordano Bruno en espera de una cita en Comar

No es común ver las luces encendidas durante la madrugada en la casa de la familia Rivera, menos los fogones de la estufa sobre los que se cocinan papas con longaniza, pollo frito, frijoles y arroz. En la mesa, junto a la tabla de picar, cuchillos, cazuelas y sartenes, hay varios kilos de tortillas y botellas de agua, la señora Rivera cocina desde la tarde anterior, no para un cumpleaños o evento familiar, su desvelo se debe a su deseo de ayudar a los migrantes de todas partes de Latinoamérica que se reúnen en la colonia Juárez.

Impulsada por las noticias cada vez más frecuentes de la llegada de migrantes a nuestro país, la señora Rivera acompañada de su hija Giovanna, acomodaron toda la comida y agua en la cajuela de su camioneta y manejaron hasta la Plaza Giordano Bruno, no deja de ser revelador que los migrantes se reúnan en un espacio dedicado al astrónomo que en el Siglo XVI desafió a la Inquisición con su ideas, y sean hoy los migrantes los que desafían a la nueva Inquisición, la desigualdad económica y violencia que los obliga a desplazarse de sus lugares de origen.

“Vimos en las noticias que habían migrantes que no tenían recursos para llegar a donde quieren llegar y pues venimos a ayudar”. 

Aún no se sabe qué día llegaron las personas migrantes a las calles Roma y Lisboa, pero para el martes 16 de mayo, había en promedio 50 casas de acampar, número que para el viernes ya se había triplicado. Migrantes de todas partes de Latinoamérica, como nicaragüences, venezolanos, cubanos, dominicanos, ecuatorianos y principalmente haitianos, se acercaron a la camioneta de la familia Rivera por un plato de comida. 

Roberto, originario de Nicaragua, nos cuenta que él lleva más de un año en el país, el mayor tiempo lo ha pasado en Chiapas, pero desde hace un mes arribó a la Ciudad de México, se instaló en la Plaza Giordano Bruno porque está cerca de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, donde esperan documentos que les permitan estar de forma legal en México y continuar su camino hacia el sueño americano.

“Aquí tengo como un mes, dos meses, de estar acá porque me dijeron que acá había más posibilidades (de obtener documentos)”.

Pero esa breve felicidad terminó muy pronto… Por la noche, personal del Instituto Nacional de Migración acudió a llevar a las personas migrantes a un albergue en Chiapas o directo al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles desde donde serían trasladados hacia sus países de origen.

Más de diez camiones trasladaron a cientos de migrantes dejando para el día sábado, la Plaza casi vacía… pero mientras unos fueron desalojados, para el día domingo, dos camiones llegaron con más migrantes. 

La mayoría llega de Chiapas a la Central de Autobuses Tapo; vienen en familias, acompañados por niños, mujeres, jóvenes. 

Sandley, migrante haitiano, sabe que con la actualización de las políticas migratorias, el camino hacia Estados Unidos será complicado e incluso tomó la determinación de cambiar el “sueño americano” por documentos que le permitan trabajar de forma legal en México.

“Yo no quiero llegar a Estados Unidos, yo quiero llegar a un país que me dé refugio, para seguir adelante, si yo tengo un papel para trabajar. Yo ahí me quedo, yo soy albañil”. 

Sandley cuenta en entrevista para SPRInforma que él tiene su cita en la Comar el día nueve de junio.

“Yo tengo mi cita, el día 9, tengo que esperar veinte días…Yo ya tengo trabajo, gracias a Dios, tengo a tres personas que me ofrecieron empleo”.

Mientras unos se van, otros llegan, lejos se ve la solución al problema de la migración en la Ciudad de México. 

“Más personas están llegando aquí”.