En los años 80, el mundo enfrentó una crisis sanitaria sin precedentes: la pandemia de VIH, una enfermedad que rápidamente se convirtió en un grave problema de salud pública. En sus primeras etapas, el VIH era prácticamente una sentencia de muerte. La falta de tratamientos efectivos y el estigma asociado generaron una crisis social y sanitaria que impactó a millones de personas, especialmente en comunidades vulnerables.
El VIH afectó también a figuras públicas, como el activista estadounidense Ryan White, quien desafió los prejuicios en torno a la enfermedad, y celebridades como Freddie Mercury, líder de la banda Queen, quien falleció en 1991 debido a complicaciones relacionadas con el sida.
Es importante diferenciar entre VIH y sida: el primero es el virus que ataca el sistema inmunológico, mientras que el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) es la etapa avanzada de la infección, caracterizada por el colapso del sistema inmunitario. Hoy en día, gracias a los avances médicos, más de cinco personas en el mundo han sido declaradas "curadas" del VIH tras recibir tratamientos innovadores como trasplantes de médula ósea. Estos casos, aunque excepcionales, ofrecen esperanza para el desarrollo de curas más accesibles en el futuro.
Sin embargo, la mayoría de los avances han sido en tratamientos que controlan el virus. Las terapias antirretrovirales (TAR) son altamente efectivas y permiten a las personas vivir una vida larga y saludable. Además, herramientas como la profilaxis preexposición (PrEP) ofrecen protección contra la transmisión del virus, mientras que los avances en terapias génicas y vacunas experimentales prometen un futuro aún más optimista.
De acuerdo con la ONUSIDA, en 2023 había aproximadamente 39 millones de personas viviendo con VIH en todo el mundo. Aunque las tasas de nuevas infecciones han disminuido, aún persisten desigualdades en el acceso a tratamientos, especialmente en regiones como África subsahariana, que concentra más de dos tercios de los casos globales.
El Día Mundial de la Lucha contra el Sida, conmemorado cada 1° de diciembre desde 1988, busca sensibilizar sobre la enfermedad y promover la prevención, el tratamiento y la solidaridad con quienes viven con VIH. Este día recuerda la importancia de los avances logrados y los desafíos pendientes, como garantizar el acceso equitativo a la atención médica y combatir el estigma.
La lucha contra el VIH no solo es médica, sino también social. Erradicar el estigma y garantizar el acceso universal a tratamientos y pruebas de detección son metas fundamentales.