¿Qué les duele a los conservadores?

¿Qué les duele a los conservadores? ¿Que sean médicos? ¿Que sean cubanos o extranjeros? Cual sea la pregunta se reduce a lo mismo, ese profundo complejo eurocentrista-racista que los caracteriza. En México el conservadurismo promedio sigue practicando por deporte la pigmentocracia, el clasismo y el machismo como forma de construcción de su identidad y muchos, hasta se enorgullecen de ello.

En los últimos días hemos visto el rechazo de conservadores al cuestionar las medidas del Presidente, cuando dio a conocer que se iba a emplear a 500 médicos cubanos para que trabajaran en las zonas más marginadas de la sierra de Guerrero, entre otros lugares. Durante estos días, varios conservadores han estado hipócritamente nutriendo la narrativa simplista, argumentando un supuesto nacionalismo, una ofensa para los médicos mexicanos por parte del gobierno e incluso hasta un agravio del Presidente Andrés Manuel López Obrador hacia su alma mater, la Universidad Nacional Autónoma de México; palabras de Carlos Loret de Mola en su columna del Universal y de la senadora del PAN Kenia López Rabadán durante una rueda de prensa desde el Senado de la República, esto por mencionar algunos.

Pero realmente no les molesta que sean extranjeros o que se vayan a dar 500 plazas que, por cierto, durante años estuvieron vacantes -palabras del Secretario de Salud Federal-, les duele no poder obtener una ganancia de aquel acuerdo, les incomoda el origen de los médicos y no soportan saber que, una vez más, se está evidenciando el mal manejo del sistema de salud implementado durante la oscura y espesa noche llamada neoliberalismo. 

Lamentablemente, el proceso de privatización trajo dos consecuencias que hoy aquejan a nuestro sistema de salud; primero, el insuficiente número de médicos especializados para atender las necesidades de los mexicanos, debido al alto número de jóvenes rechazados injustificadamente que buscan o buscaron ingresar a licenciaturas de medicina impartidas por las universidades públicas, dejando al sector privado el monopolio para impartir esta licenciatura únicamente a aquellos que tuviesen la capacidad económica para solventarla; lamentablemente en México, son los menos. Segunda; el proceso de elitización natural -a consecuencia de la formación académica de médicos que los separó de practicar la medicina con una perspectiva social humanitaria-, afectando el interés de los médicos de prestar el servicio en zonas marginadas.

Si bien es cierto que los médicos y enfermeros arriesgaron sus vidas volviéndose los héroes y las heroínas durante la pandemia; son de todos conocidos los hechos de negligencia y mal trato del que han sido víctimas en algún momento, nuestros seres queridos o nosotros mismos al ser derechohabientes de un servicio de salud, sea público o privado.

Con lo anterior no busco menoscabar el trabajo de los médicos, más bien busco llevar a la reflexión el sistema de salud mexicano y que el mismo personal médico ha sido víctima de un proceso de privatización que orilló al mismo sistema de salud a colapsar, mitigando el servicio médico por la sobresaturación de necesidades.

Igualmente, aprovecho el espacio para recordar que aquellos que hoy les ofende y repudian la llegada de médicos cubanos que tienen la intención humanitaria de ayudar a nuestro pueblo, son los mismos que solaparon y justificaron la explotación de los recursos naturales y humanos a favor de los extranjeros, son los mismos que trabajan con cabilderos extranjeros para entregar la energía, son los que trabajan para Obredecht, son los mismos que trajeron al Senado de la República un partido de ultraderecha llamado Vox