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  • 03 Nov 2022
  • 09:11
  • SPR Informa 6 min

Un poco de historia

Un poco de historia

Por Esperanza Luna Barrios undefined undefined

“La historia no es una carga para la memoria, sino una iluminación del alma.”

Lord Acton, Historiador y político inglés

En el marco de la conmemoración del milenario “Día de Muertos”, es crucial recordar la historia de las instituciones políticas que han marcado “un antes y un después” en la evolución de nuestro país. Sobre todo, si se trata de uno de los partidos más longevos de la “oposición”: el PRI. Como podemos ver, el PRI ha sido (para bien o para mal), un agente de transformación y ha sido pilar de diferentes movimientos sociales y políticos en México. Nuevamente, agradezco a SPR Informa por el espacio semanal que me brindan para compartir un análisis personal de cada una de las aristas de la política mexicana.

En esta columna de opinión, me gustaría recordar un poco de la historia familiar y dar reconocimiento a un grupo de jóvenes altruistas qué marca la diferencia en una de las zonas más estigmatizadas de la Ciudad de México: Tepito.

Como dice el dicho: “empecemos por el inicio”.

Por los años 30s del siglo pasado, se consolidaban las bases del gobierno Cardenista junto con la creación de diferentes organizaciones comerciales que fortalecían al “Antiguo Régimen” Uno de esos grupos fue la “Unión Fraternidad la Merced S.C.” el cual fue contó en su momento con más de veinte mil asociados y con presencia en, por lo menos, 5 estados de la República. Esta sociedad civil fue cofundada por integrantes de la familia López Gallegos, la familia González Guzmán, su Presidente Propietario León Ruiz Velasco junto con otras familias que buscaban dar un mejor futuro al campo mexicano y a quienes viven orgullosamente de este. El Presidente en cuestión, prácticamente enmarcaba el estereotipo tradicional del priista de aquel entonces: un hombre leal y de grandes convicciones que mantenía grandes negocios e importantes relaciones con diferentes gobiernos de diversas entidades de la República con el fin de reivindicar el trabajo de la clase obrera y mantener la filosofía priista a flote.

La visión del Presidente Cárdenas junto con la vocación de los presidentes con los que trabajaron en conjunto (en especial, con los Presidentes Ávila Camacho y Miguel Alemán junto con su proyecto de modernización y construcción de nuevas vías ferroviarias), se hacían presentes en cada movimiento y operación política que realizaba “El padre de la Merced”. Dicho sobrenombre surge a raíz de que se le reconoce como uno de los principales inversionistas del Comité de Construcción del actual Mercado de la Merced en la Ciudad de México en los años 50-60s junto con la consolidación de diferentes unidades habitacionales y otras construcciones de la zona centro de la capital. Sin duda alguna (y con pruebas en mano), muchos presidentes priistas no hubieran logrado la victoria electoral sin su gran visión y capacidad de conciliación. Algunos de esos presidentes son (los no tan queridos) López Portillo y Díaz Ordaz.

Aún desconozco cuánto dio por el partido que le vio crecer como agente de cambio y por cada uno de sus proyectos pero me consta que es muy estimado y recordado con cariño por grandes organizaciones de comerciantes y tianguistas en los estados de Hidalgo (como la sociedad civil “Comerciantes Tianguistas y Semifijos Fraternos A.C.” de Actopán Hidalgo)  y del Edomex (sobre todo en la Ciudad de Nezahualcóyotl).

A la fecha, el legado del muy respetable gran Maestro de la logia *** (alias “Leoncito”, así conocido por sus más cercanas amistades y por su extensa familia), sigue presente pero no reconocido por las recientes (y no tan recientes) administraciones del PRI. Lo anterior, es una prueba fidedigna que los mismos partidos de oposición ocultan a sus cuadros (sobre todo a los conformados por jóvenes) su propia historia y los nombres que enaltecen la trayectoria del partido. Bien dicen que “quien no recuerda su historia, está condenado a repetirla”. Ojalá, el PRI y su dirigencia actual tengan la humildad de poner en sus capacitaciones el nombre y apellidos de uno de los priistas con mayor trascendencia. “Honor a quien honor merece […]¡Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios!”

Ahora bien, cambiando un poco la dinámica, es conveniente hablar de lo que hacen algunos jóvenes involucrados con una de las instituciones priistas de mayor importancia en la Ciudad de México: la Fundación Colosio. ¿Qué es y de qué forma se relaciona con la primera parte de este artículo? ¿Porqué es importante que la población conozca lo que los cuadros juveniles de las instituciones políticas de oposición hacen con los recursos que el pueblo paga a través de sus impuestos?

Según el sitio oficial, la Fundación Colosio se autodefine como una “[…] asociación civil sin fines de lucro, dedicada al análisis, investigación, divulgación y docencia, en torno a los retos económicos, políticos y sociales de México. Es un espacio abierto y plural para la reflexión, el debate informado, la crítica constructiva y la formulación de propuestas que promuevan la construcción de un México en paz, próspero y incluyente. […]Una tarea primordial de la Fundación Colosio es la elaboración de los planes de gobierno y la plataforma electoral del Partido Revolucionario Institucional.” En el caso de la CDMX, el trabajo territorial se ha centrado en generar actividades altruistas para la comunidad discriminada de Tepito y sus alrededores. Algunas de las actividades que se han realizado es la donación de juguetes, despensas, productos de higiene menstrual, la entrega de sillas de ruedas, jornadas de salud y de corte de cabello gratuitas. Uno de los principales agentes de estas actividades, es el Presidente de la organización estudiantil “México Joven” de la Universidad Iberoaermicana y columnista en la Revista “El Insurgente”, Juan Emilio López Guadarrama. Actualmente, es estudiante de la licenciatura en Derecho y cuenta con un amplio historial de actividades en diferentes organizaciones de la sociedad civil. Ahora bien, se busca generar una especie de “vinculación territorial” en este artículo ya que las zonas que, en su momento fueron atendidas por las políticas públicas y organizaciones presididas por mi tío abuelo son actualmente atendidas por el activismo juvenil de diferentes liderazgos como el de Juan Emilio, Mayra y Natalia. 

Como si el paso del tiempo se hubiera detenido, el mismo partido político sigue presente y atendiendo a la población de la misma zona con condiciones de vida similares. En cuanto a la última respuesta, es imperante que, para empezar, la población se involucre en la gestión de actividades solidarias que nos inviten a practicar la tolerancia y erradicar los prejuicios que incentivan una vida de violencia y discriminación. Sea el color que sea, es urgente que la política se deje de ver de unos cuantos cacicazgos y familias y que las juventudes reclamen el lugar que nos corresponde (ya sea por deuda social e histórica o simplemente por pura estadística). Preferentemente, es mejor “estar del lado correcto de la historia” y optar por una visión feminista, incluyente y no racista de las dificultades que aquejan a nuestra sociedad. Lo anterior, es algo que he logrado encontrar en las acciones del grupo de jóvenes de la Fundación Colosio que apoyan incondicionalmente a la población de La Ciudadela y Tepito.