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  • 17 Nov 2022
  • 19:11
  • SPR Informa 6 min

Ser, no ser y dejar de ser

Ser, no ser y dejar de ser

Por Jorge Hernández Aguilera

Le preguntó Alicia al conejo blanco “¿Cuánto es para siempre?” y este le contestó: “A veces, solo un segundo” – Alicia en el País de las Maravillas, Lewis Carrol.

En política hay que estar preparado para ser; para no ser y para dejar de ser.

El presidente de México acompañó el anuncio de la convocatoria a la marcha y concentración por la celebración del cuarto año de gobierno popular, con una sentencia fulminante, respecto a los amagos de salida expuestos por Ricardo Monreal en su molestia por la información que ha difundido la gobernadora Layda Sansores: 

“A veces los dirigentes no quieren aceptar esa nueva realidad y ya no son tan importantes los dirigentes, no somos tan importantes”. 

“El papel protagónico en estos tiempos de transformación lo tiene el pueblo”.  

El gran aforismo de sustento ideológico para el Movimiento de Regeneración Nacional ha sido durante décadas: Sólo el pueblo puede salvar al pueblo. Sólo el pueblo organizado puede salvar a la nación. Refiriendo lo prescindible del interés individual ante el bienestar colectivo. Desafortunadamente en los espacios políticos de los diferentes órdenes de gobierno, las disputas internas por escalar posiciones repercuten irremediablemente en el ejercicio de la política pública. 

Las grillas internas merman el desahogo natural que debería tener el ejercicio de gobierno; como si no bastasen las eventualidades diarias, las espontáneas adversidades, las lluvias de problemas; los primeros obstáculos son esquivados desde el propio hogar. La primera plegaria de fracaso gubernamental, nace en la butaca del burócrata de al lado. La lógica del reinado –viva el rey, muera el rey- alimenta la esperanza de que la caída de uno, sea la subida de otro. Es imposible dar resultados a la sociedad bajo esa premisa. 

Ocurre del mismo modo en las posibilidades reeleccionistas. En el orden municipal, donde es jurídicamente válida la reelección; a medio periodo, los alcaldes giran su acción de gobierno en el sentido que beneficie su aspiración en el proceso electoral venidero. Las campañas se adelantan y quienes gobiernan en funciones, son candidatos de tiempo completo desde el poder. En el menú del día a día, apenas reciben la sopa y ya están pensando en el postre. Es inverosímil planificar y desarrollar el ejercicio de gobierno presente, pensando en la posibilidad de gobernar en el futuro.

La política debe vivirse; transpirarse, en el eterno presente.

Lo anterior no implica que las aspiraciones sean inválidas. El derecho a soñar es inalienable; pero no por soñar en sentido individual, debe alterarse la realidad colectiva. Las aspiraciones políticas deben asemejarse a la utopía descrita por el gran Eduardo Galeano; deben verse en el horizonte, como un alimento para seguir caminando, para seguir avanzando.

La búsqueda del poder no debe acentuarse en la frivolidad. En la búsqueda del poder por el poder. Nadie es imprescindible. Nadie está predestinado a ser. La meritocracia en política es inexistente, lo que existe es el realismo que nace ante la mezcla de variables que definió Nicolás Maquiavelo, fortuna y virtud. Por más voluntad y estrategia que se desarrolle, el impulso de la coyuntura es determinante.

El ejercicio del poder es brevísimo en relación al tiempo invertido para tener acceso. Cuarenta años en la búsqueda de un cargo es un trayecto larguísimo, ante el ejercicio de seis años de gobierno, en el mejor de los casos. La estancia en los cargos públicos es una facultad prestada por el pueblo, debe entenderse así y disfrutarse con responsabilidad.

Al final del camino, la historia emitirá su juicio. 

No sólo ante los grandes estadistas o tiranos de las distintas épocas. La historia personal de cada quien, quedará marcada por el hecho del uso que se le dio al desempeño público en lo individual. Si se vivió el momento del servicio público para servir a la gente o si se vivió el efímero momento para servirse a uno mismo.

La oportunidad de transformar al país es única. Irrepetible. Vivámosla con intensidad cada segundo.