¿Por qué la Guardia Nacional debe ser una corporación dependiente de la Sedena?

Independientemente de la cuestión legal (constitucional y leyes reglamentarias) sobre la inserción de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, debemos hacer una reflexión sobre lo que sería o cómo acabaría la Guardia Nacional al terminar el sexenio de López Obrador.

Es necesario hacer un poco de memoria sobre las fuerzas policíacas “civiles” que hemos tenido en nuestro país en sexenios pasados.

De 1999 y hasta el año 2009, se constituyó la Policía Federal Preventiva (PFP), que estaba conformada por la Policía de Seguridad Pública, la Policía Federal de Caminos, la Policía Fiscal, y para aquellos de poca memoria, elementos que provenían de la Armada de México (5000 elementos).

Esta policía estaba, en un principio, adscrita a la Secretaría de Gobernación,  sin embargo, a la llegada de Vicente Fox, éste determinó que estaría adscrita a la Secretaría de Seguridad Pública.

Uno de los primeros directores de esta Policía Federal Preventiva fue Genaro García Luna, (ya se imaginarán lo que sucedió más adelante) quien posteriormente fue nombrado director de la Agencia Federal de Investigaciones, durante todo el sexenio de Vicente Fox. 

Esta Policía Federal Preventiva, tenía como objetivo la de prevenir y combatir la comisión de delitos del fuero federal, pero estaba integrada por tan solo 10,000 elementos, pero además utilizados para reprimir más que para combatir a la delincuencia. Así lo demuestran las denuncias de abusos, extorsión, robos, cateos ilegales, en los municipios de Zimapán, Cardonal, Jacala, Nicolás Flores, Tasquillo, todos ellos del estado de Hidalgo en el año 2009, o la denuncia de abuso sexual, en la ciudad de Oaxaca en 2006, y las atrocidades de San Salvador Atenco, por solo citar algunos.

Como es costumbre, cada presidente, tiene la grandiosa idea de ponerle su marca personal a las corporaciones policíacas, y es ahí donde Felipe Calderón, tiene la grandiosa idea de desintegrar la Policía Federal Preventiva, y conformar la Policía Federal, pero ahora con facultades de Investigación (tema muy importante sobre la constitucionalidad o no de esta facultad, que cabe decir nunca fue cuestionada por la hoy oposición ni por los medios de comunicación) y estas tareas,  serían desempeñadas por quienes pertenecían a la Agencia Federal de Investigaciones, que fueron trasladados a la Policía Federal Preventiva, por instrucciones de García Luna, quien fue nombrado como Director de la Policía Federal.

Ya con Peña Nieto, y ante la desaparición de la Secretaría de Seguridad Pública, la Policía Federal, nuevamente se encuentra como órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación, y quién no se acuerda, que también estuvo señalada como participante de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y el principal represor de los profesores en Oaxaca, Chiapas, y en todo el país.

Sin embargo, entre estos sexenios, muchos dejan de lado que cada vez que llegaba un nuevo presidente, éste hacia una “limpia” de los cuerpos policíacos, sin detenerse a reflexionar, que durante seis años, esos elementos de la policía, habían tenido adiestramiento militar, de inteligencia y de reacción; conocían a todos los carteles del país, e incluso de otros países, y al hacer una “limpia”, como ellos señalaban, despedían a cientos de policías con esas características, y que hoy en día son parte o conformaron nuevas bandas de delincuentes,  la llamada delincuencia organizada. Sí, pues fue el mismo Estado quien los adiestro y les dio información de seguridad pública, que utilizan para realizar sus actos delictivos. 

Esta es la respuesta a quienes preguntan por qué en los sexenios de Fox y Calderón proliferaron los carteles, los grupos delictivos como los llamaos “ZETAS”, que incluso nos sorprendían de la forma tan ordenada para realizas sus acciones, como hasta hoy lo hacen; sí, pues Fox y Calderón los adiestraron; pero también Fox, Calderón y Peña Nieto, los despidieron sin ton ni son. 

Error de Fox, Calderón y Peña Nieto, por eso, al crear la Guardia Nacional, no se despidió a nadie de la Policía Federal, en cambio,  se incorporaron a ella quienes quisieran, y quienes no, se les indemnizaba, evitando así el despido masivo de los elementos de seguridad pública. 

En este sentido, es evidente que no se quiere cometer el mismo error, puesto que de llegar otro Presidente, de las filas que sea, se corre el riesgo de que exista un despido masivo de elementos con adiestramiento militar, con información de seguridad pública, con adiestramiento de inteligencia, que sería tanto como dejar nuevamente la semilla de nuevos grupos delictivos.

Es por eso que,  al estar adscrita la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, y si llegase un presidente con otra idea, y la quitara de su trabajo de seguridad pública, los elementos de esta Guardia se integrarían directamente al Ejercito Mexicano, evitando una catástrofe como la que hemos tenido desde hace ya cuatro sexenios anteriores a este que estamos viviendo.

De ahí que los opositores pretenden que la Guardia Nacional no pertenezca a la Secretaría de la Defensa Nacional, pues tienen la esperanza de regresar en el 2024 y tirar todo lo que ha construido el actual gobierno. 

Ya veremos qué pasa, ahora con la consulta propuesta por el Presidente, que a mi parecer, puede ser una buena forma de presión ciudadana para que se lleve a cabo la reforma constitucional que se requiere, pues no se trata de ampliar el periodo que señala el famoso quinto transitorio, eso se traduce como, “patear el bote únicamente hacia delante”, pero no se resuelve nada de fondo, pues lo que se requiere es una reforma constitucional, donde esta tarea de seguridad pública, se lleve a cabo por la Guardia Nacional, adscrita a la Defensa Nacional, pero con mando directo civil designado por el presidente en acuerdo con el Secretario de la Defensa Nacional y el Secretario de Marina y Armada de México.