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  • 05 Nov 2022
  • 09:11
  • SPR Informa 6 min

Nostalgias de un tal Gibrán

Nostalgias de un tal Gibrán

Por Jorge Hernández Aguilera

“Todos esos oportunistas que se llaman socialistas pueden irse. ¿Son acaso algo más que un desecho que la historia arrojará al cesto de la basura?
- LEON TROTSKY

El 31 de agosto de 2020, Gibrán Ramírez Reyes, anunciaba su aspiración para presidir el Comité Ejecutivo Nacional de morena. “Confirmo que voy a la dirigencia de Morena. Tengo el proyecto obradorista en la sangre, en el corazón, en la voluntad y en la cabeza” – comentó en entrevista con Danielle Dithurbide para Noticieros Televisa, misma aseveración que replicó en sus redes sociales.

¿Qué representa tener el proyecto obradorista en la sangre, en el corazón, en la voluntad y en la cabeza? Podría simplificarse con priorizar el interés colectivo (interés nacional), sobre el individual. Gibrán se encuentra absolutamente distante de ser un “obradorista de corazón” y cada vez más cerca de ser un “Monrrealista por transacción”.

Ese es el sentido del volátil cambio que ha tenido Gibrán Ramírez en su “comentócrata militancia”, el distanciamiento público que ha tenido el senador Monreal con el proyecto de transformación también está presente en la vocería de sus peones, quienes buscan desarticular al movimiento desde adentro. ¿Pues no era desde abajo?

Gibrán Ramírez fue catalogado por parte de la militancia histórica en sus aspiraciones a presidir Morena como el “Tele candidato”, debido a su nulo proceso de participación dentro del Movimiento de Regeneración Nacional, contrario a ello, escaló en el conocimiento público por sus reiteradas participaciones en las mesas de “análisis” y opinión.

Particularmente en los programas de Milenio y en La Hora de Opinar, programa de la filial de Televisa, Foro TV, conducido por el conservador Leo Zuckermann Behar, donde también ha tenido una presencia considerable Denise Dresser. La citada –y dudosa- exposición mediática le permitió a Gibrán abrirse paso en la opinión pública y venderse como un cuadro político de morena, aunque de origen no lo ha sido.

¿Qué si ha sido, qué si es, Gibrán Ramírez?

Gibrán Ramírez Reyes es hijo de Rodolfo Ramírez Raymundo, quien en 1992 fue un ente clave de influencia para la descentralización educativa en nuestro país. Rodolfo Ramírez fungió como el gran asesor de Olac Fuentes Molinar, a la postre subsecretario de Educación Pública en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

Gibrán Ramiréz se ha ufanado de ser una persona construida con base en méritos propios, ajena a toda posibilidad de influyentismo y apegada a los valores que enarbola ideológicamente la izquierda. Contrario a ello su padre fue empleado del Salinismo, abriéndole espacios a Gibrán dentro de la intelectualidad neoliberal.

Gibrán se desempeñó como Secretario General de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social (CISS), cargo que desempeñó de 2018 a 2020. En su actuar público al frente de la CISS, Gibrán tuvo una labor lejanísima a los preceptos de la austeridad republicana. De inicio tenía un sueldo mayor a los $150 mil pesos mensuales, (por encima del sueldo del presidente de Méixo).

El presupuesto de la CISS oscilaba en los 90 millones de pesos al mes. En vez de hacer uso presupuestal para la difusión y desarrollo de investigaciones académicas en temas sociales, Gibrán adquirió una camioneta cuyo valor se acercó al millón de pesos. También puso en la nómina a su novia, amistades y familiares, a quienes otorgaba bonos discrecionalmente. Gibrán no descansó en realizar viajes internacionales a costa del erario.

¿Es lo anterior ejemplo de tener el proyecto de nación en la sangre?

La salida de Gibrán Ramiréz del movimiento de regeneración ha sido consumada. Su retórica en contra del proyecto de transformación cada vez acrecienta, reitero, al son que toca Ricardo Monreal.

Cuanta fortuna hubo en que el “muchacho de cara redondita” como lo calificó en su momento Muñoz Ledo, no estuviera ni cerca de ser presidente de morena.

Quizá, Gibrán consiente de sus limitaciones; nunca aspiró realmente a presidir Morena. Su anhelo era que ocupara la dirección del Instituto Nacional de Formación Política.

Vaya suerte que no, hubiera deformado –y redondeado- a las juventudes obradoristas.

Finalmente transcribo un párrafo de las últimas columnas de Gibrán Ramiréz; a dos años de su fallida aspiración para presidir a morena. De lo demás, no tiene sentido profundizar. Gibrán demarcó una ruta exacta… hacia el basurero de la historia.

Es decir, la mayor parte de su tiempo, el jefe de Estado prepara el guión y realiza su programa de tele y, en los espacios restantes, se reúne con pocos secretarios de Estado e inaugura cosas, varias de ellas inconclusas (como el tramo carretero entre la Pera y Cuautla, recientemente).  Más que preguntarnos sobre el estilo personal de gobernar de AMLO deberíamos preguntarnos ¿quién gobierna y qué está haciendo? Sin duda, la respuesta incluiría a Julio Scherer, Luis Sandoval, Jesús Ramírez, Adán López.