Marcha por la hipocresía

“No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto.” Aristóteles

Las protestas sociales acontecen cuando los grupos de poder toman decisiones de beneficio cupular, afectando al grueso social. Emergen marchas; manifestaciones, aglomeraciones espontáneas, descriptivas del hartazgo o rechazo de la ciudadanía. Se construyen bloques de cuerpos y almas que corean al unísono demandas y consignas; cantos dignos de dolor y molestia. La masa social se mezcla al grado de que miles se vuelven uno. 

Quien ha marchado entiende el indescriptible sentir. Mirarse entre espejos. Ver los ojos del de a lado, es verse por dentro a uno mismo. 

Históricamente los dueños de las protestas en las plazas públicas han sido los voceros y depositarios del pueblo. El pueblo mismo.

Marchan quienes tienen sus pies como medios de transporte. Quienes tienen sus cuerpos como vehículos de traslado. 

Cuán lejos han estado de lo descrito quienes asemejan la protesta con tocar el claxon desde sus camionetas blindadas. Blindadas de solidaridad, de congruencia. Blindadas de amor a la patria, blindadas del interés colectivo. La única sustancia que penetra en los gruesos vidrios de sus lujosas camionetas es el destilado de clasismo y racismo; de aberración al pueblo.

El próximo domingo 13 de noviembre ocurrirá algo inusitado: el conservadurismo mexicano dejará de sudar gasolina en sus protestas suburbaneras y caminará sudando Chanel. ¿La causa? La “defensa” del INE. La oposición política conformada por el prian, o lo que queda del prian; antes va por México, ahora unid@s y demás conglomerados financiados por Claudio X González, estarán protestando en algunas ciudades de nuestro país.

Podremos atestiguar a un puñado de personas envueltas en sus cómodos tenis Michael Kors, exigir con consignas cantadas en inglés, el respeto a la autonomía del INE. El INE es realmente un órgano autónomo. Autónomo al pueblo de México. 

El alcance de la reforma tiene aterrada a la cúpula política y económica de nuestro país. ¿Cómo va a estar en manos del pueblo, la decisión de quienes integren el Consejo y tribunal en materia electoral? Esa no puede ser una determinación popular, debe decidirse en el conclave histórico de los partidos políticos, simulando democracia, acordando en lo oscuro.

Es inverosímil para el conservadurismo que el pueblo elija a la totalidad de sus representantes. ¿Terminar con los plurinominales? ¿Por qué los partidos políticos no podrán imponer sus perfiles gourmet? Si desde el Lópezportillismo ha sido así. 

¿Recorte presupuestal a los partidos políticos? ¿Qué los propios simpatizantes financien los proyectos en los que creen? ¡Vaya! ¡Seremos Venezuela! ¡Estamos rozando el socialismo!

¿Estamos realmente ante el riesgo de que la democracia fenezca en México? ¿Existe democracia en nuestro país? Podría meditarse al respecto, qué tan democrático es un país donde el presidente del Instituto Electoral – cítese Lorenzo Córdova- se expresa de manera burlesca y agresivamente racista contra la solicitud de habitantes de comunidades indígenas a tener representatividad política. Imitándolos y haciendo comedia de sus expresiones, como si de agentes inhumanos se tratara. 

¿Qué tan democrático es un país donde un Consejero Electoral cobra 350 mil pesos al mes y un profesor gana escasos 8 mil pesos mensuales?

La tesis de Lorenzo Córdova y demás sinvergüenzas es que el INE sostiene una democracia tan sólida que permitió ganará el presidente López Obrador. Cuanto descaro. El presidente Andrés Manuel obtuvo la presidencia por el apoyo indisoluble del pueblo de México y los más de 30 millones de votos que lo respaldaron. 

México no tiene por qué seguir siendo un país de élites. No se trata de destruir al INE, se trata de destruir los privilegios. Al pueblo, lo que es del pueblo.