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  • 10 Jun 2022
  • 00:06
  • SPR Informa 6 min

La batalla por el IECM

La batalla por el IECM

Por Marcela Fuente Castillo

Comenzó la batalla por la austeridad en el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM). En el congreso capitalino, más allá del sensacionalismo que caracterizó la sesión del 27 de mayo, se logró un verdadero triunfo que generará un ahorro de 52 millones de pesos al año para los capitalinos.

La Comisión de Asuntos Político-electorales esperó desde diciembre pasado la propuesta de transición a la austeridad redactada por el IECM, esto, luego de que se hicieran públicas las intenciones de que el gobierno central y el Congreso de la Ciudad de México de reducir los salarios ridículamente altos, la nómina gruesa y el dobleteo de funciones. Sin embargo, la propuesta del Instituto nunca llegó a la comisión.

La oposición llegó tarde al debate y a última hora pretendió hacer reuniones y conferencias de prensa en defensa de los Institutos Electorales, aunque en realidad la reforma les incomodaba por sus intereses de partido, pues al desaparecer siete direcciones perderían valiosos espacios en el órgano electoral.

Lo que demostraron durante la maratónica sesión es que jamás leyeron el dictamen. Decían que se violaba la autonomía del instituto, falso; insistían que los partidos ya no recibirían dinero para operar, falso; denunciaban que era un golpe contra los derechos de las mujeres pues se desaparecería una dirección que velaba por nuestros derechos, de nuevo, falso.

Muestra de su ignorancia fue la estrategia que emprendieron en la acalorada sesión del 27 y 28 de mayo, cuyo principal objetivo era, en palabras del coordinador de Acción Nacional, Christian Von Roehrich, “reventar la sesión”.

Lo único que lograron en su pobre estrategia fue alargar la sesión con una moción suspensiva cuya lectura tardó 10 horas, que, como los ensayos mal hechos en la preparatoria, a modo copy paste incluía la jurisprudencia de otros estados, pero de defensa al IECM no decía nada.

Otra de sus tácticas fue meter más de 1000 reservas cuya discusión duraría 8 días aproximadamente, sin embargo, ese millar de reservas lo único que hacían era cambiar los días en los que entraría en vigor la ley. De defensa de la democracia tampoco había nada.

La diputada morenista Valentina Batres, logró exhibir a la oposición cuando al no leer, ni escuchar, ni saber qué es lo que se discutía, votaron la reserva en contra, desechando así, la posibilidad de leer las 1000 reservas y alargar más la sesión. Batres aún se dio el gusto de decirles desde tribuna “renunciaron a la discusión, que vergüenza”. Confundidos y humillados, las bancadas de derecha bajaron todas las reservas y unos cuantos diputados, con la cola entre las patas, subieron avergonzados a aceptar la derrota.

Al final de la sesión, había poco menos de la mitad de la bancada de Acción Nacional y los de oposición, pues prefirieron irse a dormir, total, lo de la defensa de la democracia era solo un discurso sin pies ni cabeza.

Ahora continúan las resistencias, y el desgarro de vestiduras de algunos despistados, bajo el discurso de que la 4T es verdugo de la democracia. Vale la pena recordarles a aquellos que viven en una burbuja de privilegios, que la participación ciudadana en México es bajísima, como demuestran los resultados del presupuesto participativo, y esto es principalmente porque había ido en detrimento la calidad de vida y el bienestar de la comunidad.

También hay que recordar que estamos en medio de una crisis mundial del sistema de representación y que las instituciones electorales, son importantes, pero jamás habrá una verdadera democracia, sino existe justicia y derechos sociales.

Pero para este punto de la historia, donde aquellos que se creen defensores de la democracia ya han perdido el debate con la ciudadanía y en las calles, ni siquiera sus teóricos liberales clásicos, quienes sostienen que la democracia solo se trata de lo electoral, les podrían dar la razón.

Desde la Cuarta Transformación se impulsa la democratización de la vida pública, con grandes batallas como la conquista de derechos sociales y necesarias reformas en todos los ámbitos, lejos de ser verdugos de la democracia, más bien nosotros somos los demócratas.