El legado de Obrador; el humanismo mexicano.

Así como todo gran proceso histórico, llámese época o transformación, ha dejado un legado de carácter histórico, filosófico e ideológico a la humanidad; para el caso de México, e incluso Latinoamérica, la Cuarta Transformación −encabezada por el presidente Andrés Manuel− busca abrazar el humanismo como una nueva forma de hacer política, pero un humanismo hecho por mexicanos y para los mexicanos. A esto el tabasqueño le llamó el “humanismo mexicano”.

Después de acompañar al Presidente por 7 horas a lo que muchos denominan  – incluyéndome – la “Marcha del pueblo” este domingo 27 de noviembre y después de presentar las 110 acciones y logros de este gobierno en los cuatro años de haber triunfado, el Presidente de México presentaría el modelo de gobierno denominado “humanismo mexicano”; donde explicaría con elementos ontológicos, históricos y éticos, por qué humanismo y no otra denominación, ratificando el compromiso de “por el bien de todos, primero los pobres”, principio que viene impulsando desde antes de ser Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Dicho modelo tendría inspiración en la frase del literato romano Julio Terencio, “nada humano me es ajeno”, reafirmando la cultura milenaria de nuestra nación y adoptando ideas filosóficas universales, poniendo en el centro la historia política de México; añadiendo los principios económicos, políticos y sociales del humanismo mexicano, que postula e inspira la Cuarta Transformación.

El modelo, desde la visión política, busca no aceptar el derrotismo, recuperando las ideas de Miguel Hidalgo y Costilla; por la parte democrática, inspirarnos en Madero y en su Plan de San Luis, movimiento que haría frente a una tiranía que se beneficiaba de “la paz” como ocurrió durante el siglo XX.

Por la parte económica, reiteró que progreso sin justicia es retroceso, pues no basta el crecimiento económico, se requiere justicia, desechándose las viejas prácticas de medir todo con tendencias, muchas veces alejado de la realidad. La distribución equitativa de la riqueza es vital y la obligación del Estado de garantizar la dignidad y priorizar a los más vulnerables.

En la dimensión social del modelo, se descansará en escuchar a todas y todos, pero priorizar a los humillados y vulnerados, siendo la esencia de la actividad política una nueva forma de ejercer el poder desde la visión humanista. Atender a los más pobres es vital para transformar la realidad, realidad donde hay autoritarismo y humillación; pues, citando a Ricardo Flores Magón, solo el pueblo, puede salvar al pueblo.

“Pues la auténtica política es profundamente humana en su fundamento, en su esencia y, sobre todo, cuando se practica en bien de los demás”; Andrés Manuel López Obrador.

No cabe duda de que será la primera vez de muchas que estaremos escuchando el término de “humanismo mexicano”, pues se volverá el aceite que lubrique a la Cuarta Transformación de aquí en adelante. Quien busque ser el sucesor del Presidente tendrá que tener claro dicho concepto, sus alcances y ejes, pues solo a través del humanismo mexicano, el proyecto de la Cuarta Transformación alcanzará el ímpetu y la transformación que Andrés Manuel ya inició.