Por Esperanza Luna Barrios undefined undefined
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6 min “No es amar a un hombre lo que hace la vida más difícil para los gays, es la homofobia. No es el color de su piel lo que hace la vida más difícil para las personas de color; es el racismo.”
Ashton Applewhite, escritora estadounidense.
El pasado 28 de junio, se conmemoró el “Día Internacional del Orgullo LGBTQ+” a lo largo y ancho del mundo. Recordemos que existen diversos conceptos relacionados con el famoso Pride month y que constantemente son malentendidos o mal usados por la sociedad. Uno de esos términos es la orientación sexual, la cual “es la capacidad que tiene una persona de sentirse atraída, romántica o sexualmente hacia mujeres, hombres, personas de ambos sexos u otros; o de no sentirse atraída. […]” En este orden de ideas, es importante considerar también a la “identidad de género”, la cual se define como “[…]la manera en que cada persona a partir de su forma de ser, pensar, sentir y actuar se considera a sí misma como hombre, mujer u otro género y puede corresponder o no con su sexo de nacimiento.”(INEGI, 2022)
Según los resultados de la “Encuesta Nacional sobre la Diversidad sexual y de Género 2021”, cerca de 5 millones de personas en México se identifican como integrantes de la comunidad de la diversidad sexogenérica en la que cerca de 2.4 millones , se autodescriben como bisexuales, 1.7 millones se autodeclaran como homosexual (ya sea “gay” o “lesbiana”) y cerca de 520 mil se autoperciben como personas con una orientación pansexual, asexual o con cualquier discidencia. Dicho esto, las estadísticas demuestran que 1 de 20 personas, se autoreconoce como población LGBTQ+. Es probable aseverar que no es “una población minoritaria” como se ha anunciado en diferentes medios o incluso, como se ha tratado a lo largo de décadas a la población LGBTQ+. Ahora bien, ¿Por qué seguimos pensando que son una diminuta “minoría” cuando las cifras demuestran que son una gran mayoría? ¿De qué manera podemos identificar y contrarrestar los discursos y crímenes de odio que tanto aquejan a la población LGBTQ+? ¿Qué podemos hacer cómo jóvenes para favorecer espacios seguros para quienes desean ser libres sin necesidad de ser valientes?
Recordemos que somos cerca de 30 millones de jóvenes en toda la república mexicana y que debemos asumirnos como uno de los sectores de la población con mayor incidencia en diferentes aspectos. La lucha por los derechos humanos no debería de ser la excepción. En este orden de ideas, me gustaría rescatar las actividades realizadas por dos organizaciones juveniles completamente distintas pero que luchan y trabajan por metas y sueños en común: Juventud Real y LGBT RIGHTS México. Durante el mes de junio, ambas organizaciones gestionaron diferentes eventos en pro de la visibilidad y reconocimiento del trabajo realizado por la población LGBTQ+ en diferentes ámbitos como el artístico, el empresarial y el político por mencionar algunos. Los 6 eventos en cuestión, han sido completamente disruptivos y han hecho historia dentro de las instalaciones de la Cámara Alta del Honorable Congreso de la Unión. Por ejemplo, gracias a ambos colectivos, se gestionó la primera exposición de pinturas realizadas por 28 artistas integrantes del colectivo LGBTQ+ y hacer alusión al tan sonado “Baile de los 41”.
En diferentes ocasiones, el Director Nacional de Juventud Real, Alejandro Reynoso Medina, se ha pronunciado a favor del activismo juvenil, siendo la lucha contra la discriminación, una de las batallas angulares. Además, menciona lo siguiente sobre Juventud Real y sus objetivos:
“[…]Nuestra organización se encuentra comprometida con las causas más justas de este país, somos una agrupación inclusiva y evolutiva, por ello creemos en la importancia de que la juventud alce la voz por aquellas minorías que en muchas partes continúan siendo invisibilizadas y hasta violentadas.[…] ¡Por un mundo sin discriminación!” (Reynoso, A; 2022)
Recalco: Como jóvenes, debemos tener siempre presente que nada nos debe definir, que nada nos debe sujetar y que nuestra libertad sea nuestra propia esencia. Debemos siempre recordar que los discursos de odio no son formas de manifestar nuesta libertad de expresión y mucho menos de ejercer un cargo público. Siempre debemos de luchar por todas las personas y por todos sus derechos.
“Nadie nace odiando a otra persona por el color de su piel o su origen, su sexualidad o su religión. Si pueden aprender a odiar, se les puede enseñar a amar, porque el amor es más natural para el corazón humano que su opuesto.”
Nelson Mandela, abogado y activista político sudafricano.
Referencias electrónicas:
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