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  • 23 Jan 2023
  • 15:01
  • SPR Informa 6 min

Cuando el destino nos alcanzó

Cuando el destino nos alcanzó

Por Erick Calderón .

Este 2022 fue un año histórico en muchos sentidos; desde la guerra con Ucrania, la muerte de la Reina Isabel II y la ascensión de su hijo Carlos, las primeras imágenes del Telescopio Espacial James Webb, el mundial de fútbol en invierno, el rebrote de COVID-19 en China, la muerte de Ratzinger, Pelé y un largo etcétera de eventos, han hecho que este haya sido un año particularmente interesante. Sin embargo, es momento de ver hacia adelante, pues lo que pareciera ser un espejismo en el horizonte, no lo es, ya que se vienen grandes cambios en relación con las tendencias demográficas y económicas a lo largo del globo, y es cada vez más evidente, que dichos sucesos están a la vuelta de la esquina.

¿El fin de la pandemia?

Por una parte, la pandemia de COVID-19, no solo trajo consigo una gran cantidad de decesos alrededor del mundo, sino también un decrecimiento drástico de la natalidad, que se ha traducido en la consolidación de una tendencia internacional que muy probablemente cambie la dinámica de la población, en todos los rincones del planeta. Sin embargo, lo que más llama la atención sobre la pandemia, es que ésta es particularmente distinta a otras crisis que se nos han presentado a lo largo de nuestra historia.

Haciendo un poco de memoria, por ejemplo, en la Edad Media a partir de la peste bubónica, hubo una especie de “reacomodo”, un cambio de curso de la civilización que se vió motivado por lo que fue quizás, el descenso más drástico de la población de todos los tiempos. Se cree, que sólo en Europa murieron entre el 30% y el 60% del total de sus habitantes, hecho que creó una gran escasez de mano de obra pero que también llevó, según algunos historiadores, a incentivar la innovación tecnológica y fungir como precondición para lo que posteriormente sería la Revolución Industrial 300 años más tarde. Yendo un poco más atrás, la plaga de Justiniano tuvo ese efecto similar de “cambiar la historia”, pues dicho evento frenó las intenciones expansionistas del emperador al diezmar a su población. Este fue un hecho crucial, ya que evitó la reunificación del Imperio Romano de Occidente con el de Oriente.

Otro contexto histórico que podemos catalogar de similar a los anteriores fue la gran depresión de 1929, que si bien, no fue una crisis sanitaria (aunque llegó como consecuencia de la gripe española y la Primera Guerra Mundial), si vino a cambiar una serie de paradigmas, relacionados sobre todo con el tema de los modelos económicos que fueron influenciados principalmente por el comunismo soviético y el keynesianismo.

Esta pandemia, en cambio, no vino a “modificar la historia”, como las crisis anteriores, sino que, por el contrario, vino a acelerar tendencias que ya existían incluso décadas antes del brote.

Una de esas tendencias es el inminente envejecimiento de la población, que se ha venido acentuando a partir de que se ha reducido muy considerablemente la tasa de natalidad y el índice de fecundidad en todo el mundo, lo que se traduce en el hecho de que cada vez queremos tener menos hijos, y que cada vez tendremos una población más vieja.

A primera vista, pareciera no haber una relación directa entre la natalidad y el envejecimiento de la población, sin embargo, es el caso que cada año que pasa y que nacen menos bebés, la población que habita el planeta se vuelve más vieja proporcionalmente hablando.

Este proceso de envejecimiento generalizado es probablemente uno de los más grandes problemas de la época, y afectará tanto a países desarrollados, como a los que están en vías de desarrollo. Tan sólo en el caso de EE. UU., por ejemplo, en el año 2020 nacieron aproximadamente 300 mil bebés menos de lo proyectado, lo cual disminuyó la tasa de natalidad a 10,9% (nacimientos por cada mil habitantes) y el índice de fecundidad a 1,64 (número medio de hijos por mujer). Sin embargo, como se dijo anteriormente, la Pandemia en este caso solo vino a reforzar una tendencia que ya existía desde la década de los 70 's. 

Según algunas proyecciones hechas por la Organización Internacional del Trabajo, se prevé que, para la década de 2050 en los países desarrollados, aproximadamente el 26% de la población será mayor a 65 años, es decir, que una de cada tres personas será pensionada, donde el caso más grave pareciera ser Japón, ya que se estima que habrá 3 adultos mayores, por cada menor de 15 años.

La desigualdad en ascenso.

Otro factor que se ha acrecentado desde la Pandemia es la desigualdad, a pesar de que se venía agravando desde los años 80, esta crisis se ha multiplicado, tanto en términos de renta, como de patrimonio. Así mismo el COVID -19 vino a evidenciar de manera más tajante esta cuestión. Esto es observable desde el contraste producido por el hecho que la población se vió dividida en dos partes en relación con el trabajo: los que han podido quedarse en casa para realizar su labor y los que tenían que desplazarse para realizar sus actividades. Por este motivo la tecnología se volvió aún más fundamental en el trabajo, la educación y el entretenimiento y quienes no tienen acceso a ella, se han visto desplazados en prácticamente todos los sentidos. De igual manera, ya existía una inclinación mundial, tanto para el trabajo remoto, como la adquisición de tecnología para fines diversos como la educación y el entretenimiento y que también son hechos que se han acelerado en estos últimos 2 años de manera exponencial. 

Los mercados emergentes en Asia y África.

En gran parte del mundo se tiene la impresión de que, en Asia, la enfermedad logró ser “domada” en un primer momento del brote como lo fueron los casos de: China, Japón, Corea del Sur, Vietnam, Indonesia, etc., ya que lograron fortalecerse con relación al resto del mundo. Esto es algo que también ya se veía venir desde varios años atrás y donde la pandemia, nuevamente solo adelantó el proceso.

Un dato de suma relevancia es que, según estimaciones, el 15 de noviembre del año pasado, la población mundial alcanzó los 8 mil millones de habitantes y las proyecciones dicen que la India superará a China como el país más poblado del mundo en algún punto del 2023, lo que lo hará un agente con un mayor peso estratégico en la geopolítica y economía global. Esto también se debe a que China, actualmente, tiene problemas muy serios en torno a su población, ya que, como las tendencias globales lo indican, los chinos tampoco quieren tener hijos. En el año 2021, por ejemplo, la tasa de natalidad cayó a 7,5 nacimientos por cada mil habitantes y la tasa de fertilidad a 1.28 en 2020, lo que tendrá como consecuencia que el envejecimiento generalizado de su población suceda antes de lo previsto.

En cambio, en el caso de la India, a pesar de que también han disminuido las tendencias de crecimiento de su población, su tasa de natalidad en el 2020 fue de 17,44 bebés por cada mil habitantes y su índice de fecundidad de 2,18 bebés por mujer, lo que garantiza una pirámide poblacional mucho más estable que el resto de Asia, al mismo tiempo, que para el 2050 tendrá una población joven y económicamente pujante, en relación con el resto del continente.

Por otro lado, actualmente en el continente africano, las mujeres tienen en promedio 4,7 hijos, aunque esto varía significativamente pues en la parte meridional es de 2.5 y entre el 5.5 y 5.8 en la parte centro-occidental, esta tendencia significa que África en algún punto de mediados del siglo XXI será el continente más poblado del mundo y por lo tanto el mayor mercado de consumo global. 

Esto último explica por qué China ha estado invirtiendo tanto dinero en África en las últimas dos décadas, ya que además de lo antes mencionado, África es muy rica en territorio y recursos naturales. África es el futuro y los chinos lo saben.

El mundo que se viene.

Quizá la reflexión más importante de todo esto, es comprender las causas más profundas de todo lo que se viene, las cuales, parecieran ser principalmente dos:

La tendencia de migrar del campo a la ciudad en todo el mundo (de la década de los 50 en adelante) y el cambio cultural generalizado en relación con la inclusión de la mujer en los mercados laborales, académicos y políticos. Es factible pensar que, en el caso de las mujeres, son esos cambios culturales los que han hecho que hoy en día prefieran consolidarse profesional y académicamente antes de tener hijos, lo que los lleva a tener cada vez menos interés en la maternidad, ya que ésta es más cara que en otros momentos de la historia y una actividad muy poco atractiva para el mundo moderno y ultra competitivo en el que vivimos. 

Al final de esta historia, la realidad es que son las mujeres quienes deciden cuántos hijos tener y cómo tenerlos, y ningún discurso político puede cambiar eso, además que tienden a vivir más e invertir su dinero de manera muy diferente a los hombres, lo que seguramente tendrá como consecuencia cambios muy significativos en las dinámicas económicas en el mundo.

Por otro lado, pese a lo que todos piensan, es muy probable que China se vea reducida en su papel hegemónico actual, ya que el futuro parece apuntar a la India y el África Subsahariana como las zonas en las que probablemente, la humanidad tendrá la oportunidad de cambiar el curso de manera más determinante, en un futuro mucho más cercano de lo que se cree y donde la suma de todos estos factores vendrán a modificar los paradigmas y las relaciones comerciales, políticas y sociales de una manera mucho más profunda de lo que aún podemos suponer.