54 personas palestinas asesinadas por Israel fueron enterradas este 22 de octubre en Deir al Balah, en la Franja de Gaza. El motivo principal de este funeral multitudinario fue la imposibilidad para identificar los restos, tanto por la tortura a la que fueron sometidos, como por el debilitamiento del sistema de salud gazatí, que no cuenta con los recursos necesarios para hacer pruebas de ADN.
De acuerdo con la Oficina de Medios de Gaza, el Gobierno israelí entregó los cuerpos con “claras señales de brutal tortura, ejecución en el campo y aniquilación física”, lo que calificó como otro crimen de guerra cometido por Israel durante su avance militar en los territorios palestinos, así como una violación al Derecho Internacional.
Las autoridades gazatíes no solo dedicaron una ceremonia fúnebre especial a los 54 mártires, sino que detallaron las pruebas de tortura encontradas en sus cuerpos: señales de ahorcamiento, disparos directos a muy corta distancia, manos y pies atados, vendas en los ojos, signos de aplastamiento con tanques del ejército, quemaduras, fracturas y heridas profundas.
En su comunicado, la Oficina de Medios gazatí hizo hincapié en la violación de las normas humanitarias que estos hechos representan, por lo que instó a la comunidad internacional, incluyendo a todas las cortes y organizaciones de derechos humanos, a actuar en consecuencia.
Asimismo, solicitó a medios nacionales e internacionales a cubrir este acontecimiento: un entierro masivo de cuerpos irreconocibles, con el propósito de “visibilizar la magnitud del crimen ante el mundo y apoyar los esfuerzos palestinos para criminalizar la ocupación y procesarla legal y humanamente”.
Estos 54 cuerpos representan solo una parte de los 165 que Israel ha devuelto, en medio de un -hasta ahora- incierto “acuerdo de paz” entre Hamás e Israel. Asimismo, las víctimas mortales en Gaza ascienden a más de 67 mil, incluyendo a decenas de personas asesinadas durante el actual “cese al fuego”, cuyas violaciones han sido denunciadas por ambas partes.