• SPR Informa
  • SPR Informa
  • SPR Informa
  • SPR Informa
  • SPR Informa
  • https://www.sprinforma.mx/noticia/una-denuncia-con-carino-dignidad-para-los-y-las-docentes
  • 14 May 2022
  • 22:05
  • SPR Informa 6 min

Una denuncia con cariño: ¡Dignidad para los y las docentes!

Una denuncia con cariño: ¡Dignidad para los y las docentes!

Por German Medardo Sandoval Trigo

El acto de estar frente a una hoja en blanco y pretender escribir algo, es un acto que merece un agradecimiento previo. Sin lugar a dudas, Ustedes que logran leerme y yo escribir, hemos tenido una guía para la comprensión del lenguaje escrito, y éste a su vez un sinfín de defensores sobre la corrección gramatical, la sintaxis y la ortografía. Aquellos y aquellas que nos compartieron en nuestras infancias (o quizá más tarde) las reglas y las claves de la lectura y escritura, nos regalaron un universo por descubrir la posibilidad de trascender en nuestra propia Historia. Nuestros y nuestras docentes de todos los niveles, en educación privada o pública, aunque se enoje la 4 T y otros conservadores, merecen más que un reconocimiento y no se trata de un simple gracias; pues si algo aprendí de mis maestros y maestras (además de sus conocimientos y paciencia)fue el acto de denuncia y a alzar la voz.

Si, soy de esa generación que con orgullo puede decir que toda su educación fue pública, de primaria hasta doctorado. Con mucho cariño recuerdo a mi maestra Carmelita que me enseñó a escribir; al profe Hiracheta de Historia que nos contaba de cómo había sido el 68 y de qué era capaz un gobierno asesino, y a mi maestro Rosas de artes plásticas a quien siempre le prometí regresar a saludarlo a la secundaria pública no. 72; a mi profe Víctor de Prepa 8 quien desde el materialismo histórico nos presentó una lectura de la revolución mexicana y cómo el partidismo había reproducido el clasismo en la sociedad de nuestros días. Así, un sinfín de nombres que guardo con mucho agradecimiento y amor me enseñaron de psicología, idiomas, aritmética, química, física, geografía, filosofía, etimologías grecolatinas, literatura, economía, política, los clásicos, poesía, pero sobre todo a amar el saber. Su desbordante pasión por el ser humano y la naturaleza hizo mella en mí, y aunque me gradué como abogado, sin darme cuenta, tras mis estudios de posgrado comencé el afanoso penar del ser docente. Ahora ya con casi 15 años de ser profesor universitario.

Como suelo repetir en mis grupos, nunca había estudiado tanto en toda mi vida, como para una sola hora de clase como profesor. Pero la constancia y dedicación en el estudio no es suficiente para transmitir conocimientos, si no se encuentra el puente entre el estudiantado y el conocimiento a transmitir, solo se aportan datos muertos y conceptos necios; para lograr transmitir el conocimiento es necesario ser consciente de las condiciones emocionales, afectivas, cognitivas y materiales del estudiantado, pero también del profesorado. El quehacer docente conlleva implícitamente una responsabilidad moral, ética, social, pero sobre todo histórica, en la que entender al estudiantado como ser humano siempre será más importante que entenderlo como un número o un cliente; y entender al profesor como otro ser humano y no como un mero instrumento en los medios de producción, siempre será el primer paso para hablar condiciones de enseñanza-aprendizaje.

Ahora entiendo a mis maestras y maestros. La docencia no solo es un proceso de expresión del conocimiento, sino también una forma de vida, en la que se dedica 365 días del año, en vacaciones o pandemia, en investigación y docencia, en seminarios y congresos, con o sin familia, con o sin ganas, pero a diario cada grupo constituye la apertura de alternativas de un nuevo horizonte, una esperanza. De esta rutina abnegada se aprovechan todas las instituciones educativas sin excepción, pues toman al docente como un objeto y no como un sujeto. Quizá el camino sea el mismo, pero hoy por hoy en medio de la brutalidad del discurso económico neo-liberal, los y las maestras del tercer mundo, somos parte de una metáfora que comienza a morir: La enseñanza con dignidad.

Las cargas docentes no solamente reflejan el tiempo de trabajo frente al grupo, sino que no son conscientes de las horas dedicadas a evaluar, calificar, corregir, dialogar y producir conocimiento. Todo eso es un tiempo no remunerado al trabajador. Si, en clave marxista es una plusvalía que no regresa al bolsillo de los y las trabajadoras al servicio de la educación. Quizá por eso la educación de nuestros días tiene menos calidad, no porque haya peores docentes ni estudiantes, sino por sus salarios insultantes, sus condiciones de explotación y la condena a un futuro nimio. Pero hay que tomar en cuenta que hablo desde el pedestal de muchos privilegios y si la educación de este lado es así, las condiciones del magisterio rural, indígena y en las zonas menos favorecidas (que es la gran mayoría de nuestros países) son terribles, inhumanas e insoportables (clasismo, racismo, patriarcalismo, colonialismo interno).

Sin embargo, en la lógica del patrón-trabajador, trabajo-salario remunerado, hay algo más que ocasiona la distorsión de la calidad en la educación en las ya tan precarias condiciones sociales: “La ingeniería política de la educación”. Las instituciones internacionales como la OCDE y las “reformas educativas locales” atienden a una visión de mundo específico, en el que el futuro de un país o toda una región se sella a partir de la lógica de la cooperación internacional; sin embargo, partir de una actitud intolerante y totalitaria que rechace a otros conocimientos sin dialogarlos, es tanto como regresar al santo oficio, a la intolerancia y al absolutismo. 

Vivimos al borde de una de las crisis más profundas de la humanidad. Con la crisis “post”-pandemia se ha hecho evidente que la sociedad de consumo no encuentra alternativas sustentables y así como los grandes hitos o mitos de los estados latinoamericanos del siglo pasado, el desarrollismo y las promesas del libre mercado, solo han creado frustración social y discursos reformistas y a-críticos. Pero, es importante tomar en cuenta que las trasformaciones deben aprender de los errores del pasado y no convertirse en problemas autoritarios sino soluciones inteligentes. La dignidad ha de ser la brújula que nos indique tanto norte como sur, pero a partir de la convicción de que aún podemos aprender de nuestros errores, de que es necesario una organización popular, de base y también sindical, en la que los trabajadoras y trabajadores de la educación de todos los niveles puedan consensar el futuro de un nuevo horizonte. La tolerancia y dialogo inter-institucional y estatal debe ser fruto de la educación latente y no victorias pírricas de egos particulares. 

Las condiciones de la educación deben ser prioridad nacional, porque sin la enseñanza de la dignidad y resistencia no hay dignidad en nuestro futuro. 

Gracias a todos y todas las maestras que luchan día a día, si habrá algo que rescatar de los escombros de nuestra sociedad, serán las dignidades que habiten en las preguntas de las nuevas generaciones. Los conocimientos creados desde las infinitas voces que luchan día con día, desde abajo, nos demandan a desaprender nuestra Historia y a aprehender una lección: La primer lección del cuerpo docente siempre será cuestionar, alzar la voz y denunciar, si no ¿para qué enseñar?