Ser docente

Ser docente

Por Lilian Kravzov Appel, Rectora de la Universidad Abierta y a Distancia de México.

Ser docente es una profesión maravillosa y de enorme responsabilidad.

Ser docente es una profesión maravillosa porque, en cada curso y con cada grupo que se trabaja, se abre la oportunidad de construir y de ser parte de una comunidad de aprendizaje. 

La tarea docente inicia antes de los cursos, justo con la revisión de lineamientos institucionales, políticas y planes de trabajo anuales; también se revisan las características del programa educativo, el mapa curricular, los perfiles de ingreso y egreso de las y los estudiantes, propósitos, habilidades, aptitudes y valores, así como competencias específicas que se espera alcanzar al término de cada curso. Se definen el calendario, los créditos académicos, la bibliografía y los recursos educativos digitales disponibles y sugeridos para cada curso, y es justo con toda la información disponible que empieza el proceso creativo de planificación del curso.

Es en la fase de la planificación en la que se dibuja la organización del curso, las actividades que desarrollarán las y los estudiantes en forma individual o colectiva, además de las tareas e instrumentos de evaluación de los aprendizajes. En esta etapa también se acomodan y reacomodan todas las piezas del rompecabezas para elaborar una planificación detallada que cubra con los requisitos del curso. Para las y los docentes que han impartido el curso con anterioridad, es en este momento donde se realizan ajustes y mejoras, se incluyen los comentarios de las y los estudiantes y se aprovecha para actualizar contenidos, recursos educativos digitales y bibliografías.   

Con la planificación del curso en mano o en la plataforma virtual llega el primer día de clases. Docentes y estudiantes se preparan para el primer encuentro síncrono o asíncrono, con incertidumbre, con emoción de conocer al equipo de docentes, a las compañeras y compañeros de clase y de conocer los contenidos y actividades que se realizarán a lo largo del curso.

Es tarea del docente acordar con las y los estudiantes del curso los propósitos, actividades, materiales y normas para la participación. Para constituirse como una comunidad de aprendizaje, lo más importante es establecer las normas de participación, garantizar un ambiente de respeto y promover un diálogo honesto y responsable de cada uno de los integrantes del grupo. Solo en un ambiente de respeto, honesto y responsable se pueden abrir espacios para el diálogo y el intercambio de ideas y experiencias. Solo en un ambiente seguro nos podemos atrever al trabajo colaborativo. 

Durante el curso, la tarea docente consiste en dirigir a la comunidad de aprendizaje y ser garante del cumplimiento de los acuerdos. Para ello, es necesario mantener a lo largo del curso una actitud flexible y crítica en torno al desarrollo de las actividades planificadas. A veces será necesario realizar ajustes al plan, fortalecer conceptos o cambiar el ritmo, dependiendo de las características de las y los estudiantes y de sus necesidades de aprendizaje.   

Durante el curso, las y los docentes contextualizan los temas que se abordarán durante cada sesión, motivan a la observación, a la lectura, a la reflexión o a la acción. También responden dudas específicas y retroalimentan en forma grupal e individual las actividades que se realizan durante el curso.

Es precisamente con la participación del estudiantado que las y los docentes aprendemos. Sus reflexiones, comentarios, trabajos y preguntas nos invitan a observar, investigar, leer, reflexionar y actuar. Son las participaciones de los estudiantes que nos invitan a profundizar en nuestros conocimientos e identificar nuevas líneas de investigación para ampliar nuestras miradas. La profesión docente es maravillosa, porque aprendemos todos y tenemos la oportunidad de resolver los problemas de nuestro país.

Ser docente es también una profesión de enorme responsabilidad porque las y los docentes de cualquier modalidad de estudio tenemos la tarea de compartir y de acercar los conocimientos y valores de nuestra profesión y, al mismo tiempo, coadyuvar a “Formar profesionales con visión científica, tecnológica, innovadora, humanista e internacional, con una sólida preparación en sus campos de estudio, responsables y comprometidos con la sociedad y el desarrollo de México, con conciencia ética y solidaria, pensamiento crítico y creativo, así como su capacidad innovadora, productiva y emprendedora” (Ley General de Educación Superior, art. 9, fracc. II).

Por ello, la sociedad y las instituciones educativas nos otorgan una autoridad moral para formar a las y los estudiantes, para dirigir, enseñar y evaluar los aprendizajes. Por esta razón, las y los docentes tenemos la enorme responsabilidad de utilizar esa autoridad para coadyuvar al desarrollo integral de los educandos y al desarrollo de nuestro país.  

Requerimos ser conscientes de que la autoridad moral con la que contamos nos obliga a un actuar honesto, responsable y respetuoso, porque enseñamos con el ejemplo: nuestros dichos y nuestras acciones son observadas y aprendidas. 

Felicito a las profesoras y profesores del país y envío un saludo especial a los 2,162 docentes en línea de la Universidad Abierta y a Distancia de México, constructores de ambientes de aprendizaje y de espacios seguros y respetuosos para la discusión, la colaboración y el aprendizaje.