Los mejores hijos de México

De Ignacio Zaragoza a sus tropas: "Puede ser que ellos sean el mejor ejército del mundo, pero nosotros somos los mejores hijos de México".

Durante décadas, producto del “neoliberalismo cultural”, la identidad nacional fue diluyéndose. La mexicaneidad quedó reducida al disfrute gastronómico y culinario de los llamados “antojitos”, a beber mezcal y a gritar los escasos goles de la selección mexicana de fútbol. El nacionalismo cuya acepción refiere al orgullo de pertenencia, por el lugar de origen, fue disuelta. A cambio, fue taladrada la idea de clase de encontrarnos en una identidad ajena. El aspiracionismo generó incomodidad en las costumbres y tradiciones nacionales, en la vestimenta, en la música. Mientras más “gringa” fuera la apariencia, mejor.

El triunfo político electoral del movimiento de transformación en el pasado 2018, no solamente abrió una puerta para un México diferente y nuevo, en el sentido político, económico y social. Sino, posibilitó plantearnos una ruta colectiva, para reivindicar los valores que fueron borrados por el neoliberalismo, cuyo propósito es la mercantilización absoluta de la vida humana. El avance de la transformación, ha permitido reflexionar en retrospectiva, las dolencias causadas por la intervención a nuestra soberanía en los distintos momentos históricos, así como, una nueva manera de asumir el pasado, para replantear nuestras aspiraciones futuras.

El presente es una hoja en blanco, la tinta tricolor comienza a dibujarse en los lienzos identitarios. La reconciliación nacional se aproxima, contraria a la lógica conservadora que reprocha insistentemente la “polarización”, generada por llamar las cosas por su nombre. Es menester describir a conciencia las situaciones de desigualdad, solamente desde el reconocimiento se puede aspirar a transformar la realidad.

La mal llamada polarización tiene una función trascendental para identificar los intereses individuales de cada persona en el plano social. Son momentos de definición en los que resulta muy sencillo interpretar el motivo que impulsa el actuar y posicionamiento político de los diversos sectores y de los entes individuales. Cuando la comentocracia critica los esfuerzos gubernamentales de defensa a los intereses nacionales en materia energética, no hablan a nombre del pueblo de México. Expresan su posición acorde al guion impuesto por las empresas trasnacionales, la plutocracia mexicana vive colonizada. Cursados doscientos años de independencia, quienes se sienten dueños de México, siguen teniendo un comportamiento gerencial. Incluso esperan línea de intereses foráneos, para opinar o actuar en consecuencia al privilegio que les genera subordinarse a los imperios vigentes.

Los mejores hijos de México nos encontramos hoy del lado correcto de la historia. Miles de héroes anónimos empujan desde sus trincheras el proceso de transformación. Tenemos al frente de la revolución de conciencias a un presidente que tiene un genuino amor por su patria, un auténtico amor por el pueblo.

Vivamos y gocemos nuestra identidad nacional siempre, no solamente el 16 de septiembre, cuchareando pozole y zampando tequila. Vivamos nuestra mexicaneidad con orgullo y responsabilidad histórica. El pueblo tiene la posibilidad obligada de salvar a la nación. Salvemos México siendo mexicanos. Que en todo sentido, más pronto que tarde, México sea para los mexicanos.