Más bosque para más personas

La memoria tiene edulcorantes maravillosos, pero nunca logran ser superiores a la interpretación del tiempo. 

Mi primer acercamiento a Chapultepec fue de niño, con mi madre y con mis tías. El viaje desde Iztapalapa me parecía eterno (al grado de creer que ir a Oaxaca era ir tan lejos como ir a Chapultepec); un camión y dos micros. Pero hacíamos pinta no planeada en la primera sección. Después la escuela trajo Atlantis, el Papalote… bonito, bonito todo. ¿Pero dónde estaba? Tardé varios años —aunque me gusta ser puntual, llego tarde a todo— en entender que ese espacio era mío, era nuestro. Suena a lamento, pero no lo es. La ciudad es bien grande y hay que asomarse bien a ella si uno la quiere conocer. 

El otro día conocí cosas que no conocía. Chapultepec no es la primera sección y no es para unos poquitos. Se lee rápido, pero la vista exige esfuerzo.

Le dicen Naturaleza y Cultura, le dicen más bosque para más personas. Dicen también que para reinventarlo dejaron sin postre a dos cñoros, tal vez más, y eso pareciera que me cambia las patitas como al ratón del cuento de los libros de texto gratuito. 

Hace cinco años Chapultepec dio un volteón impulsado por la eliminación de la casa presidencial y el estado mayor (así en minúsculas por pura ideología), para abrirse como la casa del Pueblo y con eso iniciar lo que es el mayor bosque cultural del mundo. 

Puede que sea un villamelón, pero ya me gustaría pasar de eso a hacerlo parte de mí. ¿Qué debo hacer parte de mí? Doce nodos culturales: lo que viene siendo Los Pinos (ahora complejo cultural), La Casa del País, o Cencalli, un museo que además de hacerte más nacionalista te da mucha hambre; la casa del Tata Lázaro Cárdenas, el Pabellón de Cultura Comunitaria, el Jardín Escénico, el Centro de Cultura Ambiental, el Panteón Civil de Dolores (ese re abandonado y peleado por múltiples desarrollos inmobiliarios), el Parque de Cultura Urbana donde se anda en patineta, patines y los que tienen el pelo más blanqueado juegan a la petanca, Pie 1 la nueva Cinética Nacional con su escuela y su foro al aire libre (que es y debe ser gratuito SIEMPRE), la Bodega Nacional de Arte (que le gana a las dimensiones del establishment) con su centro de restauración, y la bella Ermita de Quiroga. 

Tomar un espacio no solamente es plantarse, es sentirse parte, Y ser parte de algo fuera de la red ahora se hace cada vez más difícil. La cercanía precisa de de profundidad propia y plural (hablo de la voz). Soy y estoy porque somos. Hablo, pienso y discuto porque somos varios y distintos. Somos esos que estuvieron antes y los que están ahora pero no conozco. 

Si la Primera Sección cuando era niño me parecía el viaje eterno a un mundo más amplio, acercarme a las cuatro secciones del bosque ahora me dicen que cada vez sé menos; es abrirme el mundo a las muchas personas que me habitan, su naturaleza y su cultura. 

Chapultepec Naturaleza y Cultura puede cambiar la vida de los habitantes de la ciudad y el país que decidamos tomarlo como nuestro con todas sus bondades.