En el ámbito económico, el cierre del año 2023 en México ha desconcertado a muchos al presentar un crecimiento inesperado que está entre el 3 y el 3.5% para final de año. Este sorprendente ascenso ha situado a México no sólo en la duodécima posición entre las economías mundiales, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI), sino también como la segunda economía más grande de América Latina, solo superada por Brasil. Este logro coloca al país latinoamericano en una posición destacada, superando a naciones como Australia, Corea y España, lo que pone en evidencia el creciente dinamismo de la economía mexicana en el contexto global.
Asimismo, la efervescencia económica que ha catapultado este éxito es la consecuencia de una amalgama de factores que han servido de catalizador para el país. En este escenario, se torna imperativo analizar cuidadosamente estos elementos, proyectando la vista hacia el año 2024, donde, según proyecciones del Banco de México (Banxico), se anticipa un crecimiento económico de hasta un 3.7%, marcando un horizonte prometedor.
En ese sentido, es relevante destacar que uno de los factores determinantes en el ritmo de crecimiento de la economía mexicana parece radicar en cuestiones geopolíticas. Entre estas condiciones, se encuentran principalmente: la competencia entre China y Estados Unidos por la hegemonía, la capacidad de este último para evitar una recesión económica, y el crecimiento de la confianza en las condiciones para la inversión, estabilidad y la garantía política de continuidad han sido aspectos cruciales para entender este ascenso.
Una de esas consecuencias más evidentes derivadas de la geopolítica, sin duda es el fenómeno del nearshoring, el cual ha emergido como un catalizador esencial para el crecimiento económico de México, al ser este un destino preferible dadas las condiciones globales, destacándose como un componente crucial que ha transformado la dinámica comercial del país. Es en este contexto que inversiones significativas, como la construcción de la fábrica de Tesla en Nuevo León, han colocado a México en una posición verdaderamente envidiable en el escenario internacional. Este enfoque estratégico ha consolidado a Estados Unidos como el principal socio comercial de México, superando incluso a potencias económicas como China y Canadá.
El nearshoring, que implica la reubicación de operaciones comerciales y de manufactura de empresas extranjeras en ubicaciones geográficas cercanas, ha permitido a México aprovechar su proximidad con Estados Unidos de manera excepcional. La fábrica de Tesla es solo un ejemplo de cómo estas inversiones no solo fortalecen la relación comercial bilateral, sino que también generan un impacto positivo en la economía local. Este tipo de estrategias no solo optimizan la cadena de suministro y reducen costos logísticos, sino que también crean empleo y estimulan el desarrollo de habilidades locales, contribuyendo así a la diversificación y sofisticación de la economía mexicana.
De igual manera, la magnitud de esta tendencia se refleja en la cifra de inversión extranjera directa, que se estima alcance los 35 mil millones de dólares a finales de año, según datos proporcionados por la Secretaría de Economía. Este flujo de inversiones no sólo consolida la posición de México como un actor clave en la cadena de suministro global, sino que también augura un futuro muy prometedor para el país, caracterizado por un crecimiento económico sostenible y una mayor integración en la economía mundial.
Otro factor determinante en el robusto crecimiento económico de México ha sido el papel crucial de las remesas. Para el cierre del año 2023, el flujo de remesas ascendió a 63,800 millones de dólares, experimentando un notable incremento del 9.0%, según las estimaciones de BBVA Research. Este fenómeno adquiere una relevancia destacada en el contexto económico actual, proporcionando un flujo constante de ingresos que contribuye significativamente a la estabilidad financiera de numerosos hogares mexicanos. Las remesas no solo representan un respaldo vital para muchas familias, sino que también actúan como un elemento dinamizador para la economía nacional, inyectando capital en la demanda interna y contribuyendo así al círculo virtuoso de crecimiento.
Por otro lado, otro tema a tomar en cuenta debe ser en torno a la recuperación salarial, el cual, ha adquirido un protagonismo crucial. México, reconocido por su cultura laboral que implica extensas horas de trabajo y una mano de obra competitiva, pero que se ha enfrentado al desafío de equilibrar la mejora del bienestar de los trabajadores con la necesidad de mantener la competitividad empresarial. Empero, la percepción de una clase empresarial, que en algunos casos ha sido impulsada por prácticas asociadas con el 'capitalismo de cuates', generó una dinámica donde el aumento de salarios se vió frenado por motivaciones más orientadas hacia las ganancias a corto plazo que hacia la sostenibilidad, el aumento de la productividad y el bienestar del trabajador a largo plazo.
Sin embargo, la importancia de la recuperación salarial se ha revelado en su potencial para impulsar el crecimiento económico desde la base. A pesar de los desafíos, el aumento de los salarios mínimos y la mejora de las condiciones laborales hoy se traducen en un mayor poder adquisitivo, que ha estimulado la demanda interna y favoreciendo un círculo virtuoso de crecimiento económico, por ello la necesidad de un compromiso renovado con la responsabilidad social empresarial emerge como un camino hacia una recuperación salarial que no solo beneficie a los trabajadores, sino que también fortalezca la resiliencia y la sostenibilidad de la economía mexicana en su conjunto.
El control de la inflación también ha sido otro logro de esta administración, la cual, actualmente está situada en poco más del 4.5% lo que ha desempeñado un papel fundamental en el mejoramiento de la economía de México. La estabilidad de los precios es un pilar esencial para garantizar un entorno económico predecible y saludable. Este control preciso ha permitido a las autoridades mantener la confianza de los inversionistas y consumidores, creando un ambiente propicio para el crecimiento sostenible, ya que la inflación controlada no solo preserva el poder adquisitivo de los ciudadanos, sino que también favorece condiciones más predecibles para las empresas, impulsando así la inversión y la expansión empresarial. En este contexto, el compromiso continuo con políticas que mantengan la inflación bajo control se revela como un elemento clave para la consolidación de un panorama económico robusto y resistente a las volatilidades externas.
En última instancia, otro de los factores que han ayudado al crecimiento económico del país es el fortalecimiento del peso mexicano, el cual incluso ha estado por debajo de los 17 pesos, valores que no se veían desde el 2016. Esto sin duda ha desempeñado un papel significativo en el impulso de la economía del país. Este fenómeno del “superpeso”, respaldado por un análisis de expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se atribuye también a una serie de factores multifacéticos que han convergido de manera positiva para la moneda mexicana.
En primer lugar, el aumento de las exportaciones petroleras ha sido un factor clave en la apreciación del peso. Diversos conflictos políticos a nivel global, como los acontecimientos en Rusia y Ucrania, han generado un aumento en la demanda de petróleo mexicano, contribuyendo así a fortalecer la posición de la divisa. Además, la recuperación de las economías a nivel mundial ha incrementado la demanda global de este combustible, consolidando aún más la posición del peso.
La debilidad del dólar en comparación con otras monedas, como el euro, ha sido otro elemento que ha favorecido al peso mexicano. Este contexto favorable ha estimulado tanto las exportaciones manufactureras nacionales como el ingreso de remesas al país, consolidando un escenario donde el fortalecimiento del peso se convierte en un componente crucial para la salud y estabilidad de la economía mexicana.
No obstante, es crucial reconocer que esta prosperidad no está exenta de posibles desafíos. La estabilidad económica, en gran medida influenciada por movimientos geopolíticos, se presenta como un logro preciado pero susceptible a cambios. Las variables como alteraciones en el escenario político de Estados Unidos o la posibilidad de conflictos bélicos introducen elementos de incertidumbre que podrían afectar la solidez de la economía mexicana. En este contexto, el análisis detallado de estos factores y la adopción de políticas y estrategias flexibles y adaptables se vuelven esenciales para mitigar riesgos y asegurar un crecimiento económico sostenible en los años venideros.