Estalló la huelga en 14 grandes puertos estadounidenses después de que fracasaron las negociaciones de temas salariales entre el sindicato Asociación Internacional de Estibadores y la Alianza Marítima de Estados Unidos.
En el primer minuto del 1 de octubre, al menos 45 mil estibadores frenaron labores y amenazan con detener las actividades en los puertos de la Costa Este y del Golfo de México. Esta paralización costará hasta 7 mil 500 millones de dólares por semana a la economía, lo que podría incrementar la inflación.
Dentro de las exigencias del sindicato se encontraba la protección de empleos ante la automatización de procesos e incremento de los salarios a los estibadores; en lo que respecta a los salarios se exige un aumento del 77 por ciento a lo largo de seis años con el nuevo contrato, hasta alcanzar un tope de 69 dólares la hora para 2030.
Estamos dispuestos a luchar el tiempo que sea necesario (...) para obtener los salarios y las protecciones contra la automatización (del trabajo) que nuestros miembros de ILA merecen”, afirmó el martes el presidente del sindicato, Harold Daggett, en un comunicado.
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, exhortó a patronal y sindicatos a “sentarse a la mesa y negociar de buena fe, de forma justa y rápida”, informó la Casa Blanca. Sin embargo, el mandatario ha descartado una intervención federal en este contexto de tensión.
El conflicto representa un gran desafío para el gobierno, y en especial para la vicepresidenta Kamala Harris, quien aspira a suceder a Biden, toda vez que ambos buscan cimentar una imagen favorable a los sindicatos antes de la elección presidencial de noviembre.