El principal responsable durante 12 años de las labores de inteligencia, espionaje, persecución y despliegue policiaco para “combatir al crimen organizado”, en realidad, encabezaba un cártel incrustrado en el corazón del Estado mexicano.
Genaro García Luna no fue un policía corrupto más. Superó con creces a todos sus predecesores porque tenía la voluntad de la trascendencia transexenal, porque supo leer las debilidades de la “alternancia” panista y porque no tuvo ningún escrúpulo para negociar con los cárteles -no sólo con el de Sinaloa o los Beltrán Leyva- y porque puso como “carne de cañón” a cualquiera de los 20 mil policías federales que estuvieron bajo su mando, incluyendo a varios comandantes de su círculo más cercano.
El cártel de García Luna surgió en los sótanos del CISEN, el centro de inteligencia y espionaje del Estado mexicano, creado en 1989 por el general Jorge Carrillo Olea para “modernizar” y “limpiar” del pasado negro de la Dirección Federal de Seguridad, la mítica policía política del régimen priista, vinculada a la CIA y a la doctrina hegemónica del “enemigo interno”.
El CISEN nació podrido. Y de esa podredumbe surgieron García Luna y sus principales operadores y cómplices. Bajo las órdenes de Jorge Tello Peón y de Wilfrido Robledo Madrid, García Luna aprendió a ser un implacable simulador: mientras más violencia promoviera, más recursos iba a obtener del presupuesto público y de los grupos criminales.
El Cártel de Genaro García Luna representó la neoliberalización de las tareas policiacas y de combate al crimen organizado. Desde la creación de la Agencia Federal de Inteligencia (“El FBI mexicano” como prometió), para García Luna lo importante no era revertir la violencia ascendente en el sexenio de Vicente Fox sino volver la necesidad un negocio. La AFI, dependiente de la PGR, jugó el papel de sucesora de la corrompida Policía Judicial Federal.
Con Felipe Calderón Hinojosa, su principal cómplie y protector político, García Luna y su “cártel” alcanzaron la “cumbre” de su poder y de los recursos: pasaron de la AFI, dependiente de la PGR, a encabezar una nueva secretaría con amplios recursos y funciones. Entre 2006 y 2012, el presupuesto público de la Secretaría de Seguridad Pública pasó de 9 mil 274 millones a 40 mil 521 millones de pesos, cuatro veces más.
En los 6 años de la “guerra” de Calderón, García Luna rebasó por la derecha a la PGR, al Ejército, a la Marina y a otras fuerzas policiacas para convertirse en “el hombre de confianza” de las agencias norteamericanas (CIA, FBI, DEA, ICE, ATF y otras) que aunque sabían desde 2001 de sus andanzas con los cárteles, lo consideraron un aliado, un informante, un socio en el negocio de las aeronaves, las armas, la provisión de tecnología y, por supuesto, en la “distribución planeada” de la droga que inundó las calles de Estados Unidos y de Europa.
García Luna y su cártel fueron protegidos mientras fueron útiles. Ahora, ante el escandaloso veredicto que lo considera culpable por conspiración para distribuir e importar cocaína, así como por “participar en una empresa criminal continua”, es claro que la justicia estadounidense tiene que ir por las redes del “cártel de García Luna”.
Algunos de sus principales integrantes ya están bajo la mira de la justicia de EU, pero vale la pena recordar sus nombres y sus funciones. Todos estuvieron en la misma “célula” antisecuestros a la que perteneció García Luna en el CISEN:
-Luis Cárdenas Palomino, fue su mano derecha, su socio, su principal cómplice. Como El Mayo para El Chapo, así ha sido Cárdenas Palomino para García Luna. Emparentado con el ex consejero jurídico peñista Humberto Castillejos (fueron cuñados) y con redes políticas en el foxismo y peñismo, Cárdenas Palomino fue clave en el ascenso del “cártel”.
Su imagen se inmortalizó e internacionalizó desde que en diciembre de 2005 protagonizó “en vivo y en directo” el telemontaje de la detención de Florence Cassez y de Israel Vallarta, a quien torturó frente al sádico conductor de Televisa, Carlos Loret que “dejó correr” la escena.
Desde 1993, en el sexenio salinista, Cárdenas Palomino dirigió el primer operativo del Centro Nacional de Control de Drogas de la PGR. En 1996 fue el primer jefe del Grupo de Secuestros de la SIEDO de la PGR. En 2001 se convirtió en el primer director general de Investigación Policial de la naciente Agencia Federal de Investigación (AFI), dirigida por García Luna. Al crearse en 2007 la nueva Secretaría de Seguridad Pública fue nombrado director general de Seguridad Privada; en 2008 fue designado coordinador de inteligencia para la prevención del delito; y en 2010 fue titular de la División de Seguridad Regional de la Policía Federal.
En la SSP, Cárdenas Palomino aprendió ahí el negocio de la “seguridad privada” y lo capitalizó en 2013 cuando pasó a formar parte de Grupo Salinas, como director de su filial Adamantium, dedicada a proveer seguridad privada y espionaje. Entre esa fecha y 2019 recibió 24 contratos federales por 510 millones de pesos. Uno de esos contratos, por 176 millones de pesos, fue otorgado en 2017 para las terminales 1 y 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), donde ocurrió el mayor trasiego de droga del Cártel de Sinaloa, tal como confirmaron varios testimonios en el juicio a García Luna.
Cárdenas Palomino estuvo involucrado en la balacera del 25 de junio de 2012 en la Terminal 2 del AICM, semanas antes de las elecciones presidenciales, donde murieron tres agentes federales. Daniel Cruz García y Zeferino Morales acusaron en Proceso a Cárdenas Palomino de provocar el enfrentamiento para proteger cargamentos de droga.
Está detenido desde julio de 2021, acusado por tortura.
-Ramón Pequeño García.-El tercer hombre de importancia en el “cártel” de García Luna fue este personaje que se desempeñó como jefe de la División Antinarcóticos de la Policía Federal hasta el sexenio de Enrique Peña Nieto. Se encuentra prófugo y está acusado en Estados Unidos por tráfico de cocaína. Fue separado de su cargo tras la segunda fuga de El Chapo Guzmán del penal del Altiplano.
Desde el sexenio de Vicente Fox, Pequeño García ocupó cargos importantes como Jefe de Inteligencia de la PFP; después fue jefe de la División de Seguridad Regional de la PF (2008-2009); fue jefe de la División Antidrogas (2009-2013); y titular de la División de Inteligencia (2013-2015).
-Facundo Rosas.-Fue ex comisionado de la Policía Federal. Tras pasar 6 meses detenido, en julio de 2020 fue exonerado por el caso de trasiego de armas conocido como “Rápido y Furioso” y también por su responsabilidad al atropellar a Blanca Estela Bárcenas, una mujer de 62 años.
La trayectoria de Rosas inició en el CISEN, en 1989. Diez años después fue nombrado director general de Terrorismo en la PFP. En 2001 fue director de Análisis Táctico de la AFI. Fue subsecretario de Estrategia e Inteligencia policial de la SSP en 2008. Y en 2009 fue subsecretario de Prevención, Vinculación y Derechos Humanos de la misma seretaría. En 2009 fue nombrado comisionado de la desaparecida Policía Federal, teniendo el mando de los 40 mil elementos de esta desaparecida institución.
Trabajó de 2012 hasta 2015 como responsable de seguridad pública en Puebla, durante el gobierno de Rafael Moreno Valle.
-Domingo González Díaz.- Fue ex director del Centro de Mando de Operaciones Especiales de la AFI. Durante su testimonio en el juicio a García Luna, fue señalado por Sergio Villarreal, alias “El Grande”, como uno de los personajes que recibió sobornos por 1.5 millones de dólares en un domicilio cercano al centro comercial de Perisur. También en octubre de 2004 se le acusó de recibir 1.5 millones de dólares también del Cártel de Juárez, al cual traicionó para “cederle la plaza” al Cártel de Sinaloa.
-Francisco Javier Garza Palacios.-Uno de los integrantes más importantes y menos conocido del “cártel” de García Luna. Fue coordinador de Seguridad Regional de la PFP. Ante acusaciones de recibir sobornos de los cárteles, García Luna lo envió como “agregado” de la SSP a Colombia, desde donde obtenía información sobre eventuales envíos de remesas de drogas e “infiltrados” de la DEA.
Fue señalado por el ex subsecretario de Seguridad Pública del actual gobierno, Ricardo Mejía Berdeja, como integrante del núcleo de García Luna conocido como Los Siete Jinetes del Apocalipsis.
-Armando Espinosa de Benito.-Fue ex titular de la División de Investigación de la Policía Federal. En el juicio a García Luna, “El Grande” señaló que este funcionario fue el responsable en 2003 del operativo para detener a Arturo Hernández González, alias “El Chaky”, integrante del Cártel de Juárez.
El hijo de Ismael “El Mayo” Zambada lo señaló como el “contacto” entre la DEA y la Policía Federal.
-Víctor Gerardo Garay Cadena.-Uno de los hombres más importantes en la estructura del “cártel”, fue ex comisionado interino de la Policía Federal, ante el asesinato de Edgar Millán. En 2015 fue acusado por un juez de distrito de Jalisco como presunto responsable de robo, abuso de autoridad y delincuencia organizada agravada.
Se le señaló como protector del cártel de los Beltrán Leyva y en el juicio a García Luna fue mencionado por ser uno de los que robó dinero y joyas durante el operativo en la casa del capo colombiano Mauricio Harold Poveda, “El Conejo”, ubicada en Escarcha 32, colonia Jardines del Pedregal, y en Temazcatitla, en el Desierto de los Leones.
Fue detenido a finales de 2008 por presuntos vínculos con el Cártel de Sinaloa, en el famoso “Operativo Limpieza”. En 2013 fue exonerado.
-Alberto Valencia Velazco.-El “administrador” del cártel de García Luna, participó también en el gobierno de Rafael Moreno Valle, como subsecretario de Desarrollo Institucional y Administración Policial. En 2015 fue cesado y señalado por participar en el jugoso negocio del “huachicol”.
-Asesinados: Igor Alfredo Labastida Calderón, Edgar Eusebio Millán y Roberto Velasco.-Entre las “bajas” del cártel de García Luna están muchos personajes, pero estos tres formaron parte del núcleo cercano al ex titular de la SSP.
Edgar Millán fue comisionado de la Policía Federal y tercero al mando en la jerarquía de la SSP. Fue asesinado el 8 de mayo de 2008 en el barrio de Tepito, de la Ciudad de México.
Roberto Velasco fue director de la Unidad contra el Crimen Organizado en el seno de la AFI y responsable de la Dirección de Operaciones de la PF. Fue asesinado el 1 de mayo de 2008 en la delegación Miguel Hidalgo, en la Ciudad de México.
Igor Labastida Calderón fue comandate de la Policía Federal y ex director de Investigaciones de esta corporación. Fue ejecutado en junio de 2008, junto con su escolta, en una fonda de la calzada México-Tacuba, en la Ciudad de México.